La acción no violenta de performance tuvo lugar en el Museo Reina Sofía de Madrid, en la sala donde se expone el célebre cuadro de Pablo Picasso, que fue concebido por el pintor malagueño ante la barbarie nazifascista contra el poblado de Guernika, País Vasco.
Una treintena de activistas se desplomaron sobre el suelo fingiendo fallecer, mientras cuatro de ellos, vestidos de gala y simulando ser grandes mandatarios, brindaban al sonar la Tercera Sinfonía de Brahms.
Con pancartas en las que se podía leer «La Guerra es la muerte del Arte» y «Aquí se reunirán los señores de la guerra», denunciaron que los museos, espacios de cultura, acojan una cumbre por la guerra, en referencia a la cita de la Alianza Atlántica 29 y 30 en esta capital.
Sin embargo, el punto focal de la protesta pacífica apunta a que este martes 28 tanto el Museo Reina Sofía como el Museo del Prado, reunirán a las más de 40 delegaciones de miembros y simpatizantes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, en una cena.
Tras la acción, representantes de ambos movimientos señalaron que “la seguridad no se logra con más armas; la ampliación de cualquier ejército no es compatible con la defensa del planeta y la seguridad de la ciudadanía”.
Recalcaron que durante la cumbre se tratará la involucración de la alianza en la defensa de la frontera Sur, en un momento en el que cerca de 80 migrantes fueron heridos o muertos por las fuerzas fronterizas de Marruecos (en Melilla).
Rebelión o Extinción y Fridays For Future apuntaron que la OTAN ha sido una estructura responsable de una forma de desarrollo basada en las dinámicas de expropiación y sobreexplotación de los recursos naturales del planeta, y concretamente del Sur Global.
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