Los encartados de manera presencial intervinieron en el Tribunal Especial de París, en la jornada 148 de un proceso que inició en septiembre del año pasado, durante el cual se escucharon desgarradores testimonios de sobrevivientes y familiares de las víctimas por los crímenes cometidos el 13 de noviembre de 2015.
Ese día un comando terrorista atacó la sala de conciertos Bataclan, restaurantes parisinos al aire libre y el Stade de France, con saldo además de decenas de heridos.
Algunos de los 20 acusados –seis de ellos juzgados en ausencia- mostraron arrepentimiento por lo ocurrido, negaron ser parte de las acciones terroristas o alegaron que fueron arrastrados a las mismas, mientras otros manifestaron confianza en la justicia.
El principal acusado y único sobreviviente del comando terrorista, Salah Abdeslam, señaló que él no provocó muertes, “por lo que si ustedes me juzgan por asesinato, cometerán una injusticia”.
Por su parte, Mohamed Bakkali condenó los atentados y presentó sus excusas a las víctimas, Osama Krayem mantuvo la decisión de no hablar y Ali El Haddad Asufi sumó su voz al rechazo a los crímenes y alegó no ser un terrorista.
La justicia francesa emitirá su veredicto el miércoles, con la cadena perpetua solicitada como castigo por la Fiscalía para varios de los encartados, a partir de su presunta complicidad con los atentados que sacudieron al país y al mundo.
Para Abdeslam las autoridades pidieron la pena máxima “ante la inmensa gravedad de los hechos» y dejaron indefinido el período de seguridad de la condena del francés de 32 años, una medida inusual que prácticamente elimina la posibilidad de salida de la prisión.
La Fiscalía Antiterrorista también solicitó la reclusión de por vida para Mohamed Abrini, quien renunció a formar parte de las acciones criminales que sacudieron a Francia y el mundo, con una fase de seguridad de 22 años, antes de la cual no podrá ser liberado.
Igualmente demandó la sanción perpetua contra Mohamed Bakkali, considerado el logístico de la célula terrorista, y Krayem y Sofien Ayari, miembros de «alto nivel» de la misma, quienes cumplirían largo tiempo tras las rejas para poder aspirar a salir de la cárcel.
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