Si el país involucrado en la referida provocación es de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), ello significaría una confrontación con ese bloque, declaró Medvedev al periódico Argumenti i Fakti.
Prácticamente, se trataría de una III Guerra Mundial, estimó el también ex primer ministro, quien consideró que en ese caso sería una total catástrofe.
Crimea realizó un referendo en marzo de 2014, un mes después de un golpe de Estado en Kiev de la derecha, con apoyo de paramilitares neonazis que se pronunciaron por eliminar el ruso como segundo idioma oficial.
Tras la consulta popular, Crimea declaró su independencia y su deseo de regresar a jurisdicción de Rusia, algo que nunca fue reconocido por Ucrania, cuyo parlamento adoptó en ese mismo año una resolución para eliminar el estatus de neutralidad de ese país.
Nuevas modificaciones a su Constitución confirmaron el propósito de Ucrania de sumarse a la OTAN y a la Unión Europea, pese a advertencias de Rusia de que la expansión de ese bloque al este constituiría una amenaza a su seguridad nacional.
El pasado 24 de febrero, el presidente Vladimr Putin anunció el inicio de una operación militar en Ucrania para proteger a la población de la región rebelde de Donbass, así como para desmilitarizar y desnazificar a esa nación.
Moscú advirtió en varias ocasiones a las potencias occidentales que cualquier mecanismo utilizado para suministrar armamentos al gobierno ucraniano se convierte automáticamente en un objetivo legítimo de las fuerzas armadas rusas.
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