La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) informó este viernes haber incluido la cultura de preparación del borsch ucraniano en su Lista de Patrimonio Cultural Inmaterial, porque requiere medidas urgentes de salvaguardia.
«Para explicar al mundo a través de un ejemplo culinario lo que es el ‘nacionalismo de Kiev moderno’, presentaré un hecho: el humus y el pilaf son reconocidos como platos nacionales de varios pueblos», escribió Zajárova en su Telegram.
Asimismo, agregó que definitivamente este nuevo nombramiento está sujeto a la “ucranización”.
La vocera del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso ironizó conque el siguiente producto nacional de Ucrania será la carne de cerdo.
A los «nacionalistas ucranianos que odian todo lo ruso» Zajárova les recordó que «según la primera mención de borsch, encontradas en las notas de viaje del comerciante Martin Gruneweg de 1584-1585, es un plato de ciudadanos rusos de Kiev».
La Unesco explicó su decisión de inscribir la cultura de preparar la sopa ahora y no en 2023, como estaba previsto, «debido a la guerra en curso y a su impacto negativo en esta tradición», calificándolo como un «caso de extrema urgencia».
El comunicado añadió que «la inscripción de un elemento del patrimonio cultural inmaterial en una lista de la Convención de la Unesco de 2003 para la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial no implica la exclusividad, ni la propiedad, del patrimonio en cuestión».
El año pasado Ucrania solicitó inscribir la sopa en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco para subrayar el origen exclusivamente ucraniano y no ruso del plato.
Sin embargo, el borsch figura no solo en la cocina ucraniana y rusa, sino también en la polaca, belarusa, rumana y moldava.
La preparación de la sopa exige remolacha, carne, repollo, zanahoria, patata, tomate, cebolla, entre otros ingredientes que pueden variar según el cocinero o la localidad donde se prepara.
mgt/odf