Según la considerada rama más importante del banco central estadounidense, la inflación para los hispanos se situó en mayo en el 9,2 por ciento, un 0,6 por ciento más que el 8,8 por ciento general registrado en el índice de precios al consumo de ese mes.
En paralelo, la comunidad afroamericana sufre una tasa de inflación específica del 8,8 por ciento, un 0,2 por ciento más que la cifra general.
Los datos, que se calculan según los hábitos de consumo de las distintas comunidades del país, confirman que “las disparidades en las tasas de inflación se han ampliado durante el episodio inflacionario reciente, y los grupos menos favorecidos experimentan más consecuencias”.
Se usa como ejemplo que, de acuerdo a la encuesta sobre los gastos del consumidor realizada por la Oficina de Estadísticas Laborales, los afroamericanos «consumen relativamente más en transporte y en alojamiento y relativamente menos en comida y ocio que los blancamericanos».
Según el estudio, estas disparidades demográficas se han más que duplicado desde 2019, justo antes del estallido de la pandemia, y reconoce que en sus cálculos es «probable que subestime las brechas reales» en la inflación para estas comunidades.
Además, la rama neoyorkina de la FED llama a utilizar estos datos a la hora de «aplicar una política monetaria que se esfuerce por lograr (…) la estabilidad de precios para todos los estadounidenses».
Afirma que seguirá monitorizando las formas en que los diferentes grupos demográficos experimentan la inflación.
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