«Esto sigue siendo un intento de utilizar una cierta base falsa. Pero no resiste ninguna crítica, y, naturalmente, todas las personas normales entienden que tal escenario solo es posible si se disuelve la ONU y se vuelve a formar», manifestó el diplomático en entrevista con el canal de televisión Soloviev Live.
Las declaraciones de Polianski son en respuesta a los llamamientos del presidente de Ucrania, Vladimir Zelenski, para excluir a Rusia del Consejo de Seguridad y la Asamblea General de Naciones Unidas.
La segunda tarea de Kiev, según el representante permanente ruso, es tratar de «sacudir» a los miembros del ente internacional, que ya están empezando a cansarse del tema ucraniano.
«Mostrarles que no están haciendo nada, han pasado cuatro meses, Rusia sigue atacando, todavía está en el Consejo de Seguridad, participa en estas reuniones, es decir, tratando de jugar con las emociones. Y al mismo tiempo decirles a sus conciudadanos que se está haciendo algo», explicó Polianski.
El diplomático ruso argumentó que tanto Zelenski como el representante permanente de Ucrania “sacuden periódicamente el aire”, dando la idea de que Rusia se sienta en la silla del órgano internacional sin tener el derecho correspondiente.
Ahora, según Polianski, la justificación de Kiev es que Rusia «simplemente no merece estar en la ONU en general».
El mandatario ucraniano, al dirigirse mediante videoconferencia al Consejo de Seguridad el pasado martes, pidió la exclusión de Moscú de todos los instrumentos de Naciones Unidas.
Según establece la Carta de la ONU, un miembro de la organización que «viole sistemáticamente los principios contenidos en esta Carta puede ser expulsado de la organización por la Asamblea General por recomendación del Consejo de Seguridad».
A decir de Polianski, en este acápite se basa el presidente de Ucrania para pedir la expulsión de Rusia, sin embargo, es incapaz de exponer los ocho años de indiscriminado bombardeo y amenazas que sufre el pueblo de la región rebelde de Donbass por pedir ser independiente de un Gobierno con probados vestigios fascistas.
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