El pasado 24 de junio, el máximo tribunal realizó su intervención más dramática en la vida estadounidense en décadasal anular la sentencia Roe vs. Wade de 1973, que legalizó entonces el derecho constitucional al aborto.
Pero “después de casi 50 años, la misma Corte, en un movimiento inaudito, acaba de poner fin a ese derecho”, expresó a Orbe la doctora Rosemari Mealy, quien calificó de “muy peligrosa” esta supresión de la potestad de las mujeres a elegir sobre sus cuerpos.
En los estados con “leyes gatillo” (ley de activación automática) el aborto ya está prohibido, y en las próximas horas y días los legisladores republicanos se apresurarán a criminalizarlo aún más, expresó.
Esta decisión puede llevar a la proscripción de ese procedimiento médico en cerca de la mitad de los 50 estados norteamericanos.
Según publicó el diario The New York Times, el propio día de la sentencia, nueve estados habían vetado el aborto.
Una investigación de Planned Parenthood, organización médica que brinda servicios de interrupción del embarazo, advirtió que alrededor de 36 millones de féminas en edad reproductiva serán privadas de ese derecho luego del fallo.
“Es un riesgo claro para la salud de todas las mujeres, en especial para las negras, que se verán afectadas de manera desproporcionada por la falta de acceso a la atención sanitaria y las disparidades raciales en cuanto a la riqueza”, añadió Mealy.
A juicio suyo, con este pronunciamiento se colocó el tema en la campaña de cara a las elecciones de mitad de mandato de noviembre próximo.
Sin dudas, la Corte –compuesta por nueve jueces, seis conservadores y tres liberales- evidenció su cercanía a ciertas posturas políticas con sus últimos veredictos.
En un país donde hay más tiroteos que días del año, el máximo tribunal resolvió el 23 de junio declarar inconstitucional una ley estatal de Nueva York que data de más de un siglo relacionada con el porte de armas de fuego ocultas en espacios públicos.
Dos días antes, decidió acortar la separación entre la Iglesia y el Estado al permitir que fondos públicos sean utilizados para mantener escuelas religiosas, una conclusión cuestionada por ser esa una sociedad que proclama su laicidad desde su fundación.
“Es un camino extremo y peligroso al que nos está llevando ahora la Corte”, comentó el presidente Joe Biden poco después del fallo sobre la anulación de Roe vs. Wade. Alertó que esa “mayoría conservadora muestra cuán extrema es”.
Las brasas del tribunal atizan el hervidero social en una nación quebrantada por la polarización, la retórica política incendiaria exacerbada durante la presidencia de Donald Trump (2017-2021), la violencia sin límites, insurrecciones antidemocráticas y una pandemia de la Covid-19 mal gestionada que mató a más de un millón de personas.
(Tomado de Orbe)