Las declaraciones del dirigente político responden a las realizadas por el primer ministro nipón, Fumio Kishida, quien aseguró que el G7 planea «crear un mecanismo para que la comunidad internacional deje de comprar el petróleo ruso a precios por encima de un límite superior».
Este nivel, según los medios nipones, sería aproximadamente la mitad de los costos de importación actuales.
«Traducido del japonés al ruso, eso significa que habrá mucho menos petróleo en el mercado y su precio será muy superior, por encima de la previsión astronómica de 300 a 400 dólares el barril”, escribió Medvédev en su canal de Telegram este martes.
En ese sentido, el expresidente ruso instó a comparar los precios a los que se refiere Kishida con la dinámica que pudiera adquirir los valores del gas. “En cuanto a Japón, no tendrá petróleo ni gas rusos, ni participación en el proyecto Sakhalin-2″, apuntó.
Por su parte, el portavoz presidencial, Dmitri Peskov, al comentar la víspera las palabras de Kishida, supuso que otros países podrían oponerse a la fijación de un precio tope para la compra del crudo ruso en el mercado internacional y sugirió esperar a que se tome una decisión.
En 2021, Tokio pagó unos 35 mil 860 millones de dólares por la importación del gas natural licuado, incluyendo unos dos mil 500 millones por combustible proveniente del Sakhalin-2, un proyecto de explotación de hidrocarburos en el mar ruso de Ojotsk.
El presidente ruso, Vladímir Putin ordenó, el 30 de junio que los derechos y obligaciones del operador actual del proyecto, Sakhalin Energy, se traspasen a una nueva persona jurídica, constituida en Rusia en forma de compañía de responsabilidad limitada.
Los activos de Sakhalin Energy pasarán a ser propiedad rusa con transferencia simultánea para uso gratuito al nuevo operador.
Asimismo, se conoció que el grupo Gazprom mantendrá su condición de accionista mayoritario del proyecto y sus socios extranjeros podrán participar en el capital social de la nueva compañía proporcionalmente a las cuotas originales.
El gigante de los hidrocarburos detalló al respecto que, si lo rechazan, el Gobierno de la nación euroasiática venderá estas participaciones y transferirá el importe correspondiente a una cuenta especial, después de hacer una deducción por los daños causados.
La corporación británica Shell, el segundo accionista más importante del proyecto Sakhalin-2, 27,5 por ciento menos una acción, suspendió a finales de febrero pasado toda cooperación con Gazprom, socio mayoritario 50 por ciento más una acción, mientras las empresas niponas Mitsui y Mitsubishi tenían el 12,5 y el 10 por ciento, respectivamente, en esa concesión.
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