Según publicaciones de medios digitales, este tema es como un emblema político de exigencia global para Washington; sin embargo, los estadounidenses ven como peligra el más elemental de los derechos, el de la vida, a causa de lo que han dado en llamar aquí la epidemia de las armas de fuego.
Datos publicados por el sitio digital El Cohete a la Luna, refieren el impacto en la sociedad del acceso a las armas y los asesinatos en masa (mass shooting), definidos por la legislación como una forma de terrorismo doméstico.
Estudiantes, afroamericanos, latinos, integrantes de comunidades LGTBI y judíos, entre otras minorías, constituyen blanco de esa creciente violencia, alertó el material titulado Estatua mortuoria de la Libertad.
El Instituto de Derecho Internacional Whitney Harris de la Universidad de Washington se presentó ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para denunciar a su país por negligencia en la prevención de la violencia armada, dijo.
La demanda estableció que esa situación “limita la capacidad de los estadounidenses para disfrutar de muchas libertades y garantías fundamentales, protegidas por el derecho internacional”.
Según el texto, «desde 1966 hasta la actualidad un tercio de todos los tiroteos masivos en el mundo tuvieron lugar en el país que postula los derechos humanos como atributo y valor insoslayable de su paradigma civilizatorio».
La libre comercialización de armas –enfatizó-, incluso los fusiles de asalto, explican no solo asesinatos en masa, sino el continuo y sistemático incremento de homicidios y de suicidios.
El Archivo de la Violencia Armada (Gun Violence Archive) reveló en cifras actualizadas que en el actual año ocurrieron 330 tiroteos masivos en el país.
“Una parte de esta devastación se vincula con la demografía bélica: la mitad de todas las armas de fuego del mundo –en manos de civiles– tiene sede en el país que alberga la Estatua de la Libertad”, apuntó el material periodístico.
El número total supera la población del país: se contabiliza la existencia de 393 millones de armas para una población de 330 millones, lo cual arroja que existen alrededor de 120 artefactos letales por cada 100 estadounidenses adultos, según la organización suiza Small Arms Survey (SAS).
Un 46 por ciento de las armas en manos de civiles se encuentran en Estados Unidos, pese a representar solo el cuatro por ciento de la población global. De acuerdo con SAS, el 44 por ciento de los adultos en este país vive en un hogar con una o más esos artículos letales.
El artículo destacó que el terrorismo interno de los tiroteos masivos no está desligado de las políticas ejecutadas por el Departamento de Estado, el Pentágono y sus agencias de inteligencia y de seguridad.
Estados Unidos –enfatizó- “mantiene 200 mil militares desplegados en más de 700 bases instaladas en los cinco continentes; es el primer productor mundial de armas, lidera las exportaciones de aparatología bélica y es la nación más involucrada en guerras en los dos últimos siglos”.
El pasado 25 de junio el presidente Joe Biden firmó una ley para regular las armas de fuego, primer esfuerzo que se concreta en décadas, pero aún es muy limitada.
Cuántas masacres más como la de Uvalde, Texas, donde un joven de 18 años asesinó con un rifle semiautomático a 19 niños y dos maestras en una escuela primaria tendrán que ocurrir, se preguntan no pocos.
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