Así lo recoge una declaración conjunta firmada por ambas partes, según la cual el impacto económico internacional de la operación especial militar rusa en Ucrania aumentó la volatilidad de los tipos de cambio, dejando a un lado el efecto real sobre las monedas de la propia estrategia aplicada por los industrializados.
El texto reafirma la voluntad del Grupo de los Siete de imponer más sanciones económicas y financieras a Moscú, sin mencionar la repercusión directa de esas medidas punitivas en la crisis global.
Asimismo, justifica la coerción mientras ignora los reclamos rusos sobre el peligroso expansionismo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte cerca de sus fronteras, así como la necesidad de defender a la población del Donbass y desmilitarizar y desnazificar a Ucrania.
Suzuki informó en conferencia de prensa que había transmitido a Yellen la preocupación del país asiático por la rápida depreciación del yen.
La moneda japonesa cayó esta semana 137 niveles frente al dólar, mínimo histórico de los últimos 24 años. Mientras la Reserva Federal estadounidense aplica severos reajustes monetarios para combatir la inflación, el Banco de Japón (BOJ) sostiene su política ultra relajada.
Las estrategias diametralmente opuestas de las dos importantes instituciones financieras amplían la brecha de las tasas de interés en detrimento del yen, lo cual eleva los costes de importación de Japón y perjudica tanto la producción nacional como a los consumidores nipones.
Durante su visita a Tokio, la tesorera estadounidense conversará con empresarios nacionales sobre los mecanismos para elevar la capacidad de recuperación de las cadenas de suministro, así como las formas de afrontar los cuellos de botella que conducen a la crisis inflacionaria, reseñó la agencia Kyodo.
Yellen y Suzuki volverán a coincidir a partir del viernes próximo en la isla de Bali, Indonesia, a propósito de una reunión de ministros de finanzas y gobernadores de bancos centrales de las primeras 20 economías del mundo.
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