Tras la partida en Albertville y unos 50 kilómetros de recorrido bastante tranquilo, el pelotón multicolor liderado por el portador del maillot amarillo, el estelar esloveno Tadej Pogacar (UAE Team Emirates), encontrará su primer obstáculo del día, el puerto de segunda categoría Lacets de Montvernier, después del cual no habrá tregua en la subida.
El Col du Télégraphe será con sus mil 566 metros sobre el nivel del mar, 11,9 kilómetros de escalada y pendiente al 7,1 por ciento, un aperitivo de lo que vendrá, un verdadero infierno sobre ruedas que pudiera dejar en el camino a algunos de los pedalistas bien ubicados, revolucionando la clasificación general, aunque tal vez sin alterar mucho su cúpula.
Con las piernas al máximo, los ciclistas tendrán que asaltar dos puertos “fuera de categoría” en fila, primero, en el kilómetro 107, al majestuoso Col du Galibier y sus dos mil 642 metros, subida de 17,7 kilómetros y pendiente de casi un siete por ciento, y la llegada en el Col de Granon (dos mil 413, 11,3 y 9,2).
El Col du Galibier es el techo de la Grande Boucle este año, un coloso alpino que aportará el premio Henri Desgrange a quien lo venza primero, un homenaje al creador y organizador del Tour de Francia entre 1903 y 1939, galardón creado en 1947.
Pogacar, campeón de las últimas dos ediciones y gran favorito, vio ayer reducida su ventaja en la clasificación a 11 segundos, asediado por el alemán Lennard Kamna (Bora-Hansgrohe) y a 39 por el danés Jonas Vingegaaard (Jumbo-Visma), subtitular el año pasado.
La Covid-19 amenaza las aspiraciones de tricampeonato del esloveno de 23 años, quien ya vio salir de la carrera a dos de sus “gregarios” por la enfermedad, el neozelandés George Bennett y el noruego Vegard Stake Laengen, mientras el polaco y principal escudero Rafal Majka compite con una carga viral baja.
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