El director del departamento de Cooperación Económica del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, Dmitri Birichevski, en entrevista con la agencia Sputnik dijo que si los países occidentales imponen esa medida, las compañías nacionales actuarán partiendo de la conveniencia económica.
Al comentar los resultados de la reunión de los líderes del G7, espacio donde se debatió la propuesta de fijar precios topes, el diplomático precisó que «en teoría pueden intentar introducir topes, ejerciendo presión sobre las compañías que prestan los servicios financieros, logísticos y de seguros vinculados con el transporte del petróleo ruso por mar».
En ese sentido agregó que como es lógico la nación euroasiática, no está obligada a aceptar tales esquemas, y como resultado, añadió Birichevski, la crisis económica solo se agravaría, provocando crecimiento de cotizaciones en bolsas.
“Rusia, igual que todo el mundo civilizado, seguirá ateniéndose a los principios de mercado y suministrará petróleo y sus derivados a los países dispuestos a adquirirlos», explicó el directivo.
Para Birichevski es difícil hacer previsiones sobre el desarrollo de la situación, pues por una parte la Unión Europea anuncia planes de reducir bruscamente las adquisiciones del gas ruso, pero por la otra se evidencia un vertiginoso aumento de los precios, con todas las consecuencias de eso para el nivel de vida de los europeos.
Tras el inicio de la operación militar especial rusa en Ucrania, el pasado 24 de febrero, numerosos países en su mayoría de Occidente activaron varias baterías de sanciones individuales y sectoriales con la intención de infligirle a la economía de la nación euroasiática el mayor daño posible, y así presionar a Moscú para detener las hostilidades.
Los líderes del bloque comunitario europeo lograron coordinar el 30 de mayo el sexto paquete de sanciones antirrusas, que estipula entre otras cosas prohibir por etapas las importaciones del petróleo ruso. El embargo se extenderá solo a los suministros por mar y no afectará el crudo que llega por el oleoducto Druzhba.
Frente a esta nueva medida, el vicecanciller ruso Serguéi Riabkov calificó el plan como un nuevo elemento de la guerra psicológica.
Igualmente, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, declaró que la política orientada a contener y debilitar a su país forma parte de la estrategia de Occidente a largo plazo, mientras que las sanciones ya asestaron un fuerte golpe a toda la economía mundial.
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