Según la investigación, el indicador se desplomó desde el 92 por ciento reportado a principios de abril, pues los ciudadanos hispanos sufren particularmente los efectos de la inflación creciente y temen una inminente recesión.
En ese contexto, sólo el 43 por ciento de los encuestados en ese grupo poblacional espera que el país experimente buenas condiciones comerciales en 2023, en comparación con el 55 por ciento en el primer trimestre.
A largo plazo, el 51 por ciento espera que las condiciones comerciales sean favorables en cinco años, en contraste con el 61 por ciento que lo consideró en los datos de abril.
Mientras, en el apartado de finanzas personales, apenas el 56 por ciento dijo que está mejor económicamente que hace un año, casi 10 puntos porcentuales menos que en el período previo cuando el 65 por ciento apuntó una mejoría.
En paralelo, el 71 por ciento «espera ser más optimista sobre su situación financiera en un año» y solo el 37 por ciento piensa que este es un buen momento para comprar artículos costosos.
Los datos levantados por la Encuesta sobre Economía y Negocios de la UAF muestran que en el pasado reciente los consumidores hispanos se mantuvieron optimistas sobre su situación financiera, a pesar de la continua inflación.
Sin embargo, la paciencia está empezando a decaer, dijo la directora de la Escuela de Negocios de dicha institución académica, Mónica Escaleras.
«La inflación alta de cuatro décadas y las predicciones constantes de una recesión inminente están afectando la opinión de los hispanos sobre sus finanzas personales y la economía estadounidense en general», detalló.
El índice de precios al consumidor, principal referente de la inflación, marcó la cifra récord desde 1981 del 9,1 por ciento en junio pasado, luego del elevado cálculo del 8,6 por ciento registrado en marzo.
En ese contexto, se espera una nueva subida de 75 puntos básicos en los tipos de interés, como parte de la política aplicada por la Reserva Federal para contrarrestar el complejo escenario de los precios.
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