A través de canales diplomáticos, la parte nipona proporcionó muestras de ADN (ácido desoxirribonucleico) de las personas desaparecidas tras el siniestro del 23 de abril, con las cuales las autoridades rusas procedieron a identificar el cuerpo. Ese mismo procedimiento se realizó el mes pasado con otras dos víctimas halladas en la isla Kunashiri (una de las Kuriles bajo soberanía rusa). En ambos casos hubo coincidencias genéticas.
El cadáver examinado en Sajalín portaba un chaleco salvavidas con el texto “Kazu”, reloj de pulsera, teléfono celular y las llaves de un auto.
El próximo paso será coordinar la repatriación de los cuerpos y reconfirmar su identificación por parte de los expertos japoneses, con lo cual se reducirían a nueve los desaparecidos, de las 26 personas a bordo del Kazu 1 en el momento del hundimiento frente a la península de Shiretoko.
Desde el inicio de las labores de rescate en el extremo norte del archipiélago japonés, el país euroasiático expresó su voluntad de cooperar, en virtud de la Convención Internacional sobre Búsqueda y Salvamento Marítimo.
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