La disposición, aprobada a fines de 2021 con un presupuesto de 1,2 billones de dólares, es la mayor inversión federal en transporte público de la historia y tiene como objetivo ayudar a crecer la economía, mejorar la competitividad, generar empleo y lograr sostenibilidad, según la Casa Blanca.
Sin emabrgo, apenas ocho meses después de su firma, su implementación choca con un obstáculo: el alza de los precios.
La inflación resta valor al plan billonario y el dinero se está evaporando, afirmó el director ejecutivo de la Asociación de Funcionarios Estatales de Caminos y Transportes, Jim Tymon, en declaraciones a la agencia Associated Press.
El administrador del condado de Jefferson County, en el estado de Alabama, Cal Markert, dijo a NBC que los precios de las ofertas de construcción que llegan para los proyectos son «impactantes».
Para el profesor Joseph Schofer, ingeniero civil, los materiales más afectados serán los vinculados a la industria del petróleo porque desde la aprobación de la Ley de Infraestructura el valor del crudo aumentó un 44 por ciento.
El costo de los materiales y suministros de construcción subieron más del 20 por ciento durante el último año, especialmente el hierro, el acero y la madera blanda, junto con el combustible diésel utilizado para operar camiones y equipos de construcción.
La Ley de Infraestructura estadounidense gozó de un amplio respaldo para su aprobación en gran medida debido a la mala situación de las mismas.
La Sociedad de Ingenieros Civiles otorgó en su boleta de calificaciones de 2021 una puntuación de C- al estado de la infraestructura del país.
La inflación en Estados Unidos alcanzó en junio el mayor registro desde 1981 con un 9,1 por ciento frente al 8,6 marcado en mayo, informó la semana pasada el Departamento del Trabajo.
La problemática incide en todos los sectores de la economía estadounidense y es uno de los mayores retos para Biden en un año en que los demócratas se juegan el control del Congreso en las elecciones de mitad de mandato de noviembre venidero.
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