Por Fausto Triana
Corresponsal de Prensa Latina en España
Dos entusiastas chicas me lo impedirán, la inefable cordobesa Luisa Alcaide, funcionaria de Turismo de Andújar, y, sorpresa, una apasionada guía, Clara Foronda, de origen vasco, aunque afincada en estas tierras de Andalucía.
En el recorrido por la provincia de Jaén aparecen siempre detalles inesperados. Como estar en Úbeda, que aparte de ser la ciudad natal de Sabina, tiene más de seis mil años de existencia, lo que la convierte en la más añeja de Europa occidental.
No importa el día de la semana para asomarse a esta ciudad de cerca de 35 mil habitantes. Siempre nos recibirán con los brazos abiertos, el Palacio Vázquez de Molina (actual sede del Ayuntamiento), el Palacio del Deán Ortega, la Sacra Capilla del Salvador y muy en especial, la Basílica de Santa María de los Reales Alcázares.
En sus maravillosos callejones estarán imperturbables Calle Melancolía, la composición de Sabina, las letras del notable escritor Antonio Muñoz Molina, otro hijo predilecto, o aquella residencia antigua con la aldaba de la mano de una mujer para significar que está casada.
Llegará el momento en que nuestra vehemente guía Clara Foronda nos magnetizará con la historia de Francisco de los Cobos y Molina, un nombre que no se escucha con particular énfasis en la historia.
Sin embargo, Francisco de los Cobos, secretario de Estado del emperador Carlos V, en sus anhelos de alcanzar gloria y reconocimiento casi delirantes, fue artífice de incontables aportes para hacer de Úbeda una joya española en fase de redescubrimiento.
PERLAS Y ANTECEDENTES
La apasionante visita en Andújar a la procesión y romería de la Virgen de la Cabeza, que agrupa a gente de toda España y otros países desde su aparición entre el 11 y el 12 de agosto de 1227, es la razón por la que derivamos un día a Úbeda, junto con uno anterior a Baeza, también Patrimonio de la Humanidad de la Unesco el 3 de julio de 2003.
Úbeda fue frontera entre el reino de Granada y el de Castilla hasta 1233, cuando Fernando III la conquistó tras nueve meses de asedio. Su ubicación estratégica y evidente valor defensivo hicieron imprescindible la existencia de una muralla desde mucho antes. La mayor parte de la actual data del siglo X y es la que limita con el casco antiguo de la ciudad.
Clara Foronda me explica que las búsquedas arqueológicas, requeridas de más fondos, pueden generar hallazgos extraordinarios. Para ser tan pequeña, entre las manías de grandeza de Francisco de los Cobos y una impronta singular de los pobladores, Úbeda se antoja asombrosa.
La leyenda dice que Úbeda fue fundada por Túbal, descendiente de Noé. Sus primeros asentamientos se remontan a la Edad del Cobre, en el actual Cerro del Alcázar. Es conocida como ciudad de los cerros y uno de los emporios del famoso aceite de oliva de Andalucía.
Para aseverar que es muy probablemente la ciudad más antigua de Europa occidental, los arqueólogos se remiten a restos calcolíticos, argáricos, oretanos, visigodos y tardorromanos, en el solar actual donde se asienta, además de oppida ibero, llamado Iltiraka, y después dependiente de la colonia romana de Salaria.
En su pasado, igualmente, aparecen griegos, cartagineses, romanos y árabes, en particular con Abderramán II, quien la refundó con el nombre de Ubbada o Ubbadat Al-Arab, “Úbeda de los árabes”.
No es en general el lugar que llamará la atención de una vez por sus edificaciones, sino por sus detalles. Por ejemplo, la Basílica de Santa María de los Reales Alcázares alberga la imagen de la Virgen de la Guadalupe, patrona de la ciudad, conocida también como la Chiquitilla del Gavellar.
DE LOS COBOS
Por orden de Francisco de los Cobos, que llegó a entablar amistad con Tiziano, a quien conoció en Ferrara, Italia, se construyó en 1536 la Sacra Capilla del Salvador, con una serie de esculturas y diseños artísticos impulsados por su gran mecenas, que hizo la apuesta de traer a esta zona del mundo un Renacimiento a la italiana. Incluyó una pequeña obra de Michelangelo (Miguel Angel), sobre San Juan de la Cruz.
Desde la fachada ya es perceptible un despliegue de virtuosismo. La iconografía estuvo a cargo del capellán Fernando Ortega y el diseño final de Diego de Siloé, pero en realidad todo quedó perfilado al quehacer de Andrés de Vandelvira, uno de los grandes arquitectos españoles del siglo XVI.
La transfiguración de Cristo en el Monte Tabor; la cúpula dorada; y la fachada ascendente, que concentra cientos de referencias al más allá, a través de los dioses del Olimpo; el poder, con los trabajos de Hércules; las 12 Sibilas. Y en el altar mayor, a sus pies, la cripta con los restos de Francisco de los Cobos y de su mujer, María Hurtado de Mendoza.
PALACIO VELA DE LOS COBOS
Como una suerte de gema perdida en medio de la ciudad, aparece el Palacio Vela de los Cobos, de mediados del siglo XVI, levantado por el excelso Andrés de Vandelvira, por orden de Francisco de los Cobos, regidor de Úbeda y capitán de caballería en la guerra contra los moriscos en Granada.
Tiene una imponente fachada de piedra de tres plantas y su interior fue remodelado en el siglo XIX al ser adquirido por Ignacio Sabater en 1873.
Su biblioteca es uno de los cofres mejor preservados con una colección de 10 mil libros, que guarda una biblia hebraica y un volumen en chino, éste último la novela El progreso del Peregrino (The Pilgrim’s Progress), del escritor y predicador inglés John Bunyan.
Dentro de las curiosidades, Natalio Rivas, bisnieto de Sabater, es el actual inquilino del Palacio, que recibe visitas programadas. Alberga una de las mejores colecciones privadas de arte de la ciudad, compuestas por porcelanas, cerámicas, ropa antigua y numismática.
De la mano asimismo de Andrés de Vandelvira destaca el Hospital de Santiago, declarado Monumento Nacional en 1917. Sobresalen dos grandes torres, una de ellas con el tejado recubierto por cerámica esmaltada de colores.
Un inventario que junto con Baeza, abarca 120 palacios y 13 iglesias de alto valor estético. Pero como la historia y la arquitectura necesitan complementos, nada mejor que un salto por Antique, un restaurante donde los platillos gourmet hacen honor al prestigio de su chef, Miguel Ángel Matiaci.
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