Según el Ministerio de la Transición Ecológica, la situación es particularmente tensa en la cara atlántica, la región occitana, el centro y el sudeste del país.
La vigilancia por sequía implica restricciones en el uso del agua, las cuales incluyen la prohibición de regar jardines o del uso agrícola en determinados momentos,.
En los departamentos marcados en crisis, la limitación es aún mayor, por lo que se permite apenas el uso prioritario del preciado líquido, con fines como el consumo por la población, los bomberos y los servicios de salud.
Una de las consecuencias de la inusual sequía en Francia este verano es la propagación de incendios forestales, a los que se atribuyen en la segunda mitad de julio más de 20 mil hectáreas de bosques destruidas, sobre todo en Gironda.
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