Si bien posee entre sus cartas de presentación la celebridad de su abuelo Eugene O`Neill, Premio Nobel de Literatura y cuatro veces ganador del Pulitzer, y de su padre, el ícono del cine mudo Charles Chaplin, Geraldine acumula notables éxitos desde su debut en Limelight, en 1952.
A mediados de la década de 1960 triunfó con el romance bélico Doctor Zhivago, del realizador David Lean, gracias al cual obtuvo una nominación en los Óscar, y, posteriormente, su unión sentimental con el cineasta, fotógrafo y escritor español Carlos Saura resultaría un giro profesional decisivo.
La actriz apareció en nueve de los más icónicos largometrajes inscritos en el denominado Nuevo Cine Español, entre ellos, Peppermint frappé, de 1967; Ana y los lobos, de 1973; Cría cuervos, difundida tres años después; Elisa, vida mía, de 1977, y Mamá cumple cien años, de 1979.
En las décadas siguientes intervino además en producciones de directores suizos, franceses, ingleses y estadounidenses como Richard Attenborough, director de la película Chaplin, de 1992, un viaje de biografía y ficción sobre su padre, el relevante protagonista de Tiempos modernos y El gran dictador.
Tras unos años con mayor presencia en espacios televisivos, Geraldine regresó a la cinematografía ibérica con En la ciudad sin límites, cinta por la cual recibió el Goya de Mejor Actriz de Reparto y la película Hable con ella, del afamado Pedro Almodóvar.
En 2004, el Festival de Málaga, en España, organizó un tributo a su trayectoria en el conocido como séptimo arte y dos años después la Academia de Cine en ese país europeo le concedió la Medalla de Oro, en homenaje a su contribución artística.
América Latina atestigua también su talento en materiales audiovisuales como Para recibir el canto de los pájaros, de J. Sanjinés; Las caras de la luna, de Guita Schyfter y Dólares de arena, trabajo conjunto de Laura Guzmán e Israel Cárdenas, que le valió el Coral de Mejor Interpretación Femenina en Cuba.
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