De acuerdo con el reporte divulgado por el ministerio británico del Interior, durante ese periodo, un total de 90 embarcaciones completaron la peligrosa travesía desde la costa norte de Francia o fueron interceptados en alta mar por la Marina Real y conducidos a la costa sur de Inglaterra.
Aunque la víspera no se reportaron llegadas, el sábado arribaron 12 botes con 460 personas a bordo, para un acumulado de más de 15 mil migrantes en los primeros siete meses de 2022, mientras que el año pasado cerró con 28 mil arribos irregulares por esa vía.
El flujo sigue imparable, a pesar de que el gobierno británico anunció tres meses atrás que pretende deportar a los migrantes irregulares a Ruanda, donde deberán permanecer en campamentos de refugiados mientras se procesan sus solicitudes de asilo.
Como parte de la mano dura prometida por Londres, en junio pasado se aumentó a cuatro años la pena de cárcel para quienes entren al Reino Unido de forma ilegal, y a cadena perpetua para los traficantes de personas y pilotos de los botes de goma que sean capturados.
El primer vuelo de deportaciones estaba previsto para junio, pero debió ser cancelado debido a los recursos legales presentados por varias organizaciones humanitarias y la intervención a última hora de la Corte Europea de Derechos Humanos.
Según el diario The Times, el Reino Unido, que el año pasado entregó 54 millones de libras esterlinas (66 millones de dólares) a Francia, tiene previsto suministrar más fondos a París para la compra de equipos de vigilancia y el incremento del patrullaje en la costa norte de ese país.
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