«Es un deseo de demostrar a todo el mundo su impunidad y ser permisivo», refirió el Ministro de Asuntos Exteriores ruso en una conferencia de prensa luego de las conversaciones con su homólogo de Myanmar, Wunna Maung Lwin, según reseñó la cancillería.
Al mismo tiempo, Lavrov precisó que no ve ninguna razón para «crear tal irritación, prácticamente de la nada, sabiendo muy bien la Casa Blanca lo que significa para China la isla».
La víspera la cancillería rusa emitió un comunicado donde indica que Moscú considera esta «visita como una clara provocación en el espíritu de la línea agresiva de Estados Unidos para contener de manera integral a la República Popular China».
Asimismo, llamaron a las autoridades estadounidenses a abstenerse de acciones que socaven la estabilidad regional y la seguridad internacional, y a reconocer una nueva realidad geopolítica en la que ya no hay lugar para la hegemonía unipolar.
La visita de la presidenta de la Cámara Baja del Congreso estadounidense a Taiwán fue la primera de un político de la nación norteña de este rango en los últimos 25 años.
Por su parte, desde el gigante asiático reiteraron que el viaje de la legisladora infringe la soberanía y la integridad territorial del país, al tiempo que representa «una seria violación» del principio de “una sola China” y de los tres comunicados conjuntos entre Washington y Beijing.
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