Una reciente encuesta del diario The New York Times calificó de sombrías las perspectivas del mandatario, cuyos índices de aprobación no levantan más allá del 40 por ciento.
Por supuesto, el gobernante norteamericano ha tenido su cuota de contratiempos: la pandemia de la Covid-19, que sigue reinventándose a sí misma en lugar de desaparecer, y un colapso de la cadena de suministro que hizo tambalear la economía.
A ello se suma el conflicto entre Rusia y Ucrania -que la propia Casa Blanca alentó-; la subida del precio del gas; la persistente inflación; la escasez de leche de fórmula para bebés, y las devastadoras inundaciones e incendios forestales.
Además, la decisión de la Corte Suprema el pasado 24 de junio sobre el derecho al aborto y la oposición generalizada de los republicanos a todo lo que proponía al Congreso.
La barrera impuesta por dos senadores demócratas, Kyrsten Sinema (Arizona) y Joe Manchin (Virginia Occidental), que parecían deleitarse en avergonzar al presidente cada vez que podían, es otro factor que conspiró contra el ocupante del Despacho Oval en estos últimos 18 meses.
Algunos sondeos arrojan que más del 80 por ciento de los estadounidenses cree que el país va por el rumbo equivocado y muchos de aquellos que un día apoyaron a Biden ahora piensan que no ha sino “ni audaz ni inspirador” desde que asumió el cargo el 20 de enero de 2021.
Sin embargo, analistas citados en medios de Estados Unidos aseguran que Biden ya resucitó varias veces.
Lo declararon políticamente muerto en 1988, durante su primera campaña presidencial; luego, en su segunda e infructuosa carrera en 2008, y en 2016 fue Hillary Clinton y no él quien resultó abanderado de la fuerza azul, indicó el diario The Hill.
Cuatro años después, en 2020, tras quedar cuarto en los caucus de Iowa, recibió el oxígeno que finalmente lo instaló en la mansión ejecutiva.
En los últimos meses, los expertos de todos los espectros hablan del fracaso de Biden y vuelven a predecir su desaparición política.
De repente, por un inesperado acuerdo, podría aprobarse un proyecto de ley que no sería el Build Back Better (Reconstruir mejor) original que propuso, pero síla mayor medida contra el calentamiento global jamás adoptada en el país.
Los demócratas necesitan presentar algo concreto de aquí a las elecciones de mitad de mandato de noviembre, que auguran ganancias para los republicanos en el Congreso. Unos comicios que constituirán un referéndum, la brújula para Biden de insistir en repetir otros cuatro años en el cargo en 2024.
(Tomado de Orbe)