Son aeronaves de la Fuerza Aérea Revolucionaria que llevan colgados una especie de canasta con dos mil 500 litros de agua recogida en la bahía de Matanzas, donde se ubica la mayor instalación de almacenaje y trasvase de combustible de la isla caribeña.
De la zona de desastre, donde han colapsado tres tanques por las llamas, se levanta la columna de humo hoy más gris y menos negra que la víspera. En las operaciones aéreas también participaron aviones del tipo dromedario.
El viento sopla con menos velocidad lo cual podría ayudar a las operaciones de bomberos y expertos cubanos, mexicanos y venezolanos unidos para intentar sofocar este fuego de grandes proporciones.
Según dijo la víspera el teniente coronel Alexander Ávalo, segundo jefe del Cuerpo de Bomberos, las altas temperaturas, el humo, la poca visibilidad y la fuerza del viento han impedido bombardear con espuma y otros productos químicos lo que denominan aquí la zona caliente.
Se mantiene mientras tanto el monitoreo de la calidad del aire en la zona y las autoridades instan a mantener acciones preventivas ante esta contingencia, inédita por sus proporciones en Cuba.
Las autoridades de Salud indicaron que no se reportan afectaciones en la población por la nube de humo que persiste y se extiende hacia el oeste.
El siniestro iniciado el viernes 5 de agosto provocó la muerte de un bombero, hay 14 desaparecidos y fueron atendidos en hospitales de Matanzas y La Habana más de un centenar de lesionados, en su mayoría ya de alta médica.
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