Esa gesta, organizada el día anterior en la casa de la luchadora Manuela Cañizares y que hoy cumple 213 años, es conocida como el primer grito de independencia y hecho histórico fundamental hacia la definitiva liberación de Ecuador del yugo español, aunque poco después la Junta fue disuelta y sus protagonistas asesinados en la denominada Matanza de Agosto.
Con Juan Pío Montúfar en el cargo de presidente y José Cuero y Caicedo como vicepresidente, comenzó ese intento inicial, que al ser interrumpido por los colonizadores, despertó una reacción en el pueblo y generó un levantamiento.
«El 10 de agosto de 1809 se constituyó una Junta Suprema que proclamó autonomía, soberanía popular y representación del pueblo, introduciendo, por primera vez en la historia del país, conceptos nuevos, que alteraron las bases del poder colonial», aseguró el historiador de esta nación andina Juan Paz y Miño.
Según precisó, La Revolución de Quito formó parte de los movimientos independentistas latinoamericanos que finalmente lograron la ruptura con el coloniaje, un acontecimiento pionero en la historia universal.
Esa epopeya tuvo próceres que marcaron el camino emancipador como Manuela Cañizares, Simón Bolívar, Eugenio Espejo, Antonio José de Sucre, José Joaquín de Olmedo, Juan de Dios Morales, Juan Larrea, Manuel Quiroga, Juan Pio Montufar.
La senda quedó trazada y la independencia fue sellada con la victoria de los criollos sobre las fuerzas españolas en la Batalla de Pichincha, librada el 24 de mayo de 1822 bajo el liderazgo de Sucre.
Hoy, Ecuador recuerda el primer grito emancipador, 213 años del comienzo de un estallido popular que permitió la conformación de una nación de indígenas, negros y mestizos.
De ese hito nació el calificativo de «Quito, luz de América», que siglos después, recuerda el valor de un grupo de ciudadanos, para hacer frente a la colonia.
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