Aunque el Gobierno de Estados Unidos habla de boquilla sobre la ayuda a la emergencia de Cuba, la verdad es que el bloqueo crea barreras reales y significativas, señaló una opinión firmada por Medea Benjamin, cofundadora de las organizaciones Global Exchange y CodePink, y la abogada de derechos humanos Natasha Lycia Ora Bannan.
Las sanciones a Cuba suelen exigir licencias de exportación del Departamento de Comercio y la mayoría de los vuelos tienen prohibido transportar ayuda humanitaria sin un permiso, explicaron las autoras.
Argumentaron que la inclusión de Cuba en la Lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo significa que los bancos, tanto en Estados Unidos como en el extranjero, son reacios a procesar las donaciones.
En cualquier caso, la respuesta a esta catástrofe debería provenir principalmente del gobierno estadounidense, no de las ONG, expresaron.
Igualmente, recordaron que una Directiva de Política Presidencial de la era de Barack Obama (2009-2017) menciona específicamente la cooperación de Estados Unidos con Cuba «en áreas de interés mutuo, incluyendo asuntos diplomáticos, agrícolas, de salud pública y ambientales, así como la preparación y respuesta ante desastres».
A pesar de las 243 sanciones impuestas por la administración de Donald Trump (2017-2021), “que mantiene de forma abrumadora la Casa Blanca de Biden- la Directiva Política parece que sigue vigente”, acotaron Benjamin y Bannan.
Además, Cuba y Estados Unidos firmaron en 2017, antes de la toma de posesión de Trump, un acuerdo bilateral de preparación y respuesta ante derrames de petróleo.
Afirmaron que este es el momento en que el Gobierno de Estados Unidos muestre “compasión, cooperación regional, responsabilidad medioambiental” y, en general, sea “un buen vecino”.
Negar la asistencia en este momento crítico indica a los cubanos, a los cubanoamericanos y al mundo que la administración Biden no está realmente interesada en el bienestar del pueblo cubano, a pesar de las declaraciones en sentido contrario, insistieron.
Además esta es una oportunidad para que Biden rechace finalmente las políticas tóxicas de Trump hacia Cuba y reinicie el amplio compromiso diplomático bilateral que se inició en la última etapa de Obama.
Tras desatarse el incendio en la Base de Supertanqueros de Matanzas, a unos 100 kilómetros al este de La Habana, el pasado 5 de agosto, el Gobierno cubano solicitó ayuda internacional, que recibió de inmediato de México y Venezuela desde el punto de vista humano y material, destacaron.
Sin embargo, Estados Unidos, ofreció asistencia técnica, que se limitó a consultas telefónicas a pesar de contar con una experiencia y unos conocimientos inestimables en materia de grandes siniestros, enfatizaron.
Según Benjamin y Bannan ello contrasta con la respuesta de Cuba al huracán Katrina en 2005, cuando el Gobierno cubano ofreció enviar a Nueva Orleans mil 586 médicos, cada uno de ellos con 27 libras de medicamentos, oferta que entonces fue rechazada por Estados Unidos.
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