La Casa Blanca endureció el bloqueo contra Cuba y al mismo tiempo afirma que los problemas en la isla se deben a «la mala gestión económica del gobierno cubano», afirma el artículo del historiador, editor y periodista indio Vijay Prashad y el investigador y codirector ejecutivo del Foro de los Pueblos, Manolo de Los Santos.
La publicación explica la situación en la isla caribeña tras el siniestro del pasado 5 de agosto en un importante almacén de petróleo en Matanzas, a unos 100 kilómetros al este de La Habana.
Un tanque que contenía 25 mil metros cúbicos de petróleo crudo se incendió tras ser alcanzado por un rayo, desatando un enorme incendio que provocó la desaparición de varias personas, incluidos bomberos, muchos heridos con graves quemaduras y cientos de evacuados.
Cuatro de los ocho tanques de la instalación fueron afectados por las llamas y la ministra cubana de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, Elba Pérez, dijo que los científicos monitorean la situación para ver si el humo resultante provoca algún daño en la salud de los residentes de las zonas aledañas.
Las nubes contienen dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno, monóxido de carbono, entre otras sustancias que caen sobre los territorios de Matanzas, Mayabeque y La Habana.
Esta tragedia repercute en toda la isla, pues afecta el suministro eléctrico y al sistema de salud, tensionados bajo el peso del bloqueo estadounidense que causa la falta de disponibilidad de repuestos y la escasez de medicamentos en Cuba, respectivamente.
El incendio provocó la salida de servicio de la central termoeléctrica Antonio Guiteras, por la escasez de agua y la contaminación del ciclo hídrico, y es probable graves cortes de electricidad en medio de las olas de calor récord del verano.
Ante esta grave crisis, el pueblo de Cuba y su gobierno respondieron de inmediato para contener el fuego, evitar un desastre medioambiental de grandes proporciones y mantener a la población a salvo.
Tras un llamado a la solidaridad internacional, México y Venezuela enviaron expertos y bomberos enfrentar la compleja situación.
La Embajada de Estados Unidos en La Habana asegura que el bloqueo autoriza a las entidades y organizaciones estadounidenses a proporcionar ayuda y respuesta en caso de desastre, sin embargo las 243 sanciones impuestas a Cuba estrangulan la realización de cualquier actividad en el país.
Muchas organizaciones afirman que el proceso para enviar ayuda a Cuba es largo, con un régimen de licencias que requiere costosos abogados.
Por otro lado, la inclusión de Cuba en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo hace que los bancos, tanto en Estados Unidos como en el extranjero, sean reacios a procesar donaciones humanitarias a la isla.
Mientras Washington dice una cosa y hace otra, los bomberos cubanos -ayudados por los refuerzos de México y Venezuela- rocian espuma sobre el fuego y los helicópteros vierten agua.
Después que termine el incendio, Cuba luchará por reconstruir los tanques y resolver su crisis energética y no se trata de problemas meramente internos, sino creados y exagerados por el nefasto bloqueo impuesto por Estados Unidos desde hace seis décadas.
Entre tanto, millones de personas manifestaron su apoyo a Cuba, una solidaridad que el bloqueo estadounidense no puede impedir, acotaron los escritores.
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