VictoR Ego Ducrot*, Colaborador de Prensa Latina
Y ahora sí. A ver si nos entendemos de una primerita vez, sin tanto revoleo de plumas, estandartes y chismeríos de minaretes, y de una y sin más aceptamos que aquello de andar descubriendo el dulce de leche, el espetón o el horno nos dice de nosotros mismos lo que canta el viejo tango: Lo que más bronca me da es haber sido tan gil; hace un mes me desayuno con lo que sabido ayer, no era a mí que me cachaban…
Debaten acerca de su origen, pero yo suscribo la hipótesis de mi heterónimo y amigo Ducrot, que ubica al dulce de leche en Chile, mucho antes de aquella historia de principios del siglo XIX y acerca de una empleada del caudillo bonaerense Juan Manuel de Rosas, en Cañuelas. Porque el espetón, que es un fierro simplecito y de ahí a una versión con más caché para el uso en parrillones y espiedos, viene de lejos, de los souvla o pinchos a orillas del Egeo. Porque los hornos ya se usaban en Babilonia y en el Egipto más antiguo.
Todo esto viene a cuento de lo que se me ocurrió el día que encontré – los Pejes somos curiosos – un artículo en el más que interesante sitio Gourmet de México: Los muchachos siempre muy aplicados a la cuisine mariachi inventaban la cuchara de madera, más vieja que la idea misma de cuchara, pues cuentan que la moringa oleífera por su nombre científico, es un árbol que llega a medir 12 metros de altura y que crece en lugares áridos como la India, Etiopía, África, Asia tropical y algunas partes de México.
De este árbol se extraen hojas, nueces, semillas, cortezas, raíces y vainas para consumo humano. Actualmente es considerado como un súper alimento, o un superfood.
Primero, tenía que ser: ¡qué puta manía la de escribirla o parlarla en la del Albión, cuando pudieron haberse quedado tan sólo con lo primero, un súper alimento; pero bueeee, todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar.
Y segundo, ahí cerquita de México, en medio del mar Caribe, años hace que un señor, pa’ mí, qué quieren que les diga, cuando pienso en él y veo a los que se dicen hoy políticos más lo recuerdo; a un señor, escribía, se le metió la idea en la cabeza de que con esa plantita a millones de seres humanos en el planeta se les podría facilitar eso de tener la panza llena, en el sentido de nutridos.
¡Acere, qué bolá es un saludo runfla y cariñoso entre cubanos, con resonancias rumberas, por eso lo del título, porque esta semana intentaré una recetilla con ricor, desde la moringa misma, que es fidelista, pero antes recordar a ese señor, sobre quien Ducrot me contará que el mismo lo oyera disertar acerca de las bendiciones de la olla a presión o de la sabrosura que surge de una sartén de camarones salteados en aceite de dendé.
Cuba inauguró un centro de estudios para el desarrollo de proyectos con plantas de alto valor proteico, como la moringa y la morera, a partir de ideas que había propuesto Fidel Castro. Se trata del centro Ciencia, Tecnología e Innovación Sierra Maestra, en actividad desde el 1 de enero de 2018. En 2012, Fidel escribió un artículo en el que señaló: están las condiciones creadas para que el país comience a producir masivamente Moringa Oleífera y Morera, que son además fuentes inagotables de carne, huevo y leche. Así informaba en febrero de aquel año, la venezolana Telesur.
Y vean esto, tomado de unas cuartillas digitales que descuidista yo para estos haceres, le robé a Cuba Debate: Nunca pudo imaginar Omar González Santamaría que su apasionante amor por la agroecología pasara del marco de las investigaciones para germinar en una amistad eterna con Fidel. Este guajiro serio y estudioso atesora en su finca Plácido, en Cantel, centenas de plantas de moringa, morera y sacha inchí.
Este profesor de química relata: Alrededor del 2009 o el 2010 vi por primera vez la moringa oleífera en Venezuela. Me interesé por la planta y pregunté sobre ella a los investigadores de la Estación Experimental de Pastos y Forrajes Indio Hatuey. Ahí me explicaron que la planta era el famoso tilo americano. No obstante, poseía tantos beneficios que inicié el primer sistema intensivo de producción de moringa en la Isla para el consumo de los animales y las personas”, comenta Omar.
Por esa misma fecha, Fidel buscaba un cultivo con condiciones de adaptabilidad y con amplios beneficios nutricionales para ayudar al pueblo de Haití a raíz del terremoto que destruyó el país.
Para qué seguirá, ¿no? Con flores de moringa procesadas preparad un cocido, una infusión que le dicen, y con ella más un algo que puede ser copa o vaso de vino Moscato, por ejemplo, aunque también Oporto o Marsala y por qué no un tantillo de coñac o ron, o una zarabanda de todos en danza, pasad entonces a la alquimia de un almíbar consistente, con azúcares blancas.
¿Listo? Cortad entonces unas cuantas rebanadas del mejor pan que consigáis, rebosarlas con el vuestro almíbar de reciencito, pasarlas por huevo batido, y a la sartén en aceite que pela.
Que esas torrejas de flor y truco, filo y contrafilo, para romances que no importan si son pasajeros, eternos o de tarde de lluvia en Cojimar, nos acompañen en lo que quede de la tarde después de un buena siesta, con café cargado, qué les parece, y mientras esperamos la hora de la cena, y de los otros besos en noche oscura… ¡Salud!
rmh/ved
*Dr. Vìctor Ego Ducrot
Facultad de Periodismo y Comunicación Social.
Universidad Nacional de La Plata.
Rep. Argentina
(Tomado de Firmas Selectas)