Más de medio centenar de legisladores consideraron inaceptables los vínculos de Hurndall con el llamado Gobierno de Unidad Nacional, uno de los dos que reclama el poder.
Los diputados advirtieron en un comunicado que la diplomática podría ser declarada persona non grata porque Libia es “un país independiente y no está afiliado al Reino Unido ni a otro”.
Esta es la segunda vez que miembros de la Cámara de Representantes denuncian la labor de la funcionaria británica tras unas criticas similares emitidas a finales del pasado año.
El legislativo considera que el mandato del Gobierno de Unidad Nacional, dirigido por Abdul Hamid Dbeibeh, culminó el 24 de diciembre, fecha prevista para las elecciones generales que nunca se realizaron por diversos motivos.
Hurndall afirmó esta semana a la televisora árabe Al Jazeera que su país trabaja con Dbeibeh porque es la autoridad reconocida por la ONU y la comunidad internacional.
Tras un año de relativa calma, en los últimos meses aumentó la tensión en el país por la crisis política que amenaza con fracturar, aún más, a esta nación norafricana.
En febrero el Parlamento nombró a Fahi Bashagha como primer ministro interino en sustitución de Dbeibeh, quien rechazó entregar el poder sin la celebración de comicios.
Dbeibeh y su gabinete se encuentran asentados en esta capital mientras el ejecutivo de Bashagha tiene su sede en la oriental ciudad de Tobruk, donde también se encuentra el legislativo.
Si Dbeibeh es respaldado por el Consejo Presidencial, un órgano colegiado que desempeña las funciones de un jefe de Estado, el segundo tiene el apoyo del Parlamento y de las fuerzas del mariscal Jalifa Haftar, hombre fuerte en la zona oriental del país.
Libia vive una espiral de violencia desde el derrocamiento de Muamar al Gadafi en 2011, luego de una guerra apoyada por miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, entre ellos, Estados Unidos, Francia y el Reino Unido.
ro/rob