Por eso, en el mensaje en ocasión del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, el pasado 9 de agosto, el secretario general de la ONU, António Guterres, pidió ampliar sus voces.
Ellas –dijo– son defensoras de las lenguas y culturas autóctonas, del medio ambiente y los derechos humanos de los pueblos originarios.Si se quiere construir un futuro equitativo y sostenible que no deje a nadie atrás, “debemos amplificar las voces de las mujeres indígenas», apuntó Guterres.
Además, el conocimiento tradicional puede ofrecer soluciones a muchos desafíos comunes, insistió el jefe de la ONU, quien instó a los países a aplicar la histórica Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y promover esos saberes en beneficio colectivo. Según datos oficiales, las mujeres indígenas han logrado avances pequeños pero significativos en los procesos de toma de decisiones. Son lideresas a nivel local y nacional, y están al frente de la defensa de sus tierras, sus culturas y sus pueblos, pero la realidad sigue siendo que están muy poco representadas.
En no pocos lugares se ven afectadas negativamente de manera desproporcionada por las disposiciones que se adoptan en su nombre y, con demasiada frecuencia, son víctimas de múltiples expresiones de discriminación y violencia, indicó la ONU.
De acuerdo con estadísticas del organismo, el 47 por ciento de las poblaciones indígenas laboralmente activas no tienen educación, frente al 17 por ciento de los que no pertenecen a ese segmento social, una brecha que es aún mayor en el caso de las mujeres.
Asimismo, los residentes en comunidades de pueblos nativos tienen casi tres veces más probabilidades de vivir en condiciones de extrema pobreza respecto a otras capas de la sociedad. Más de 476 millones de pueblos indígenas habitan en 90 países del mundo, lo cual representa el 6,2 por ciento de la población del planeta; sin embargo, se encuentran entre los más desfavorecidos y vulnerables.
(Tomado de Orbe)