Según reportó el diario The New York Times, las intimidaciones afectan a funcionarios de consejos escolares, trabajadores electorales, auxiliares de vuelo, bibliotecarios e incluso miembros del Congreso, a menudo con pocos titulares y poca reacción de los políticos.
Durante los últimos días, las expresiones de violencia elevaron el tono tras el registro por agentes del Buró Federal de Investigaciones (FBI) a la residencia de Trump en Mar-a-Lago, Florida.
Supuestamente incautaron 11 cajas de documentos clasificados en relación con una indagatoria sobre si Trump violó la Ley de Espionaje, ocultó o eliminó de forma ilegal registros públicos y obstruyó una investigación.
El exmandatario y sus aliados arremetieron de manera repetida contra el FBI y presentaron el caso como una pesquisa motivada políticamente.
Algunos pidieron la desfinanciación de la agencia federal en respuesta al allanamiento y la representante republicana Marjorie Taylor Greene abogó por la impugnación del fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland, después que informara de manera pública que aprobó el registro.
El propio Trump echó leña al fuego a través de su plataforma en Internet, Truh Social donde anunció que su «hermosa casa, Mar-A-Lago en Palm Beach, Florida”, fue “sitiada, allanada (…) por un gran grupo de agentes del FBI».
“Nada como esto le había sucedido antes a un presidente de los Estados Unidos”, escribió Trump y dijo que «la anarquía, la persecución política y la caza de brujas deben ser expuestas y detenidas».
El mensaje encontró eco inmediato entre sus seguidores, como ocurrió el 6 de enero de 2021 antes del ataque al Capitolio.
Un hombre armado fue abatido por la policía en un enfrentamiento cuando atacó el jueves con un fusil AR-15 una oficina del FBI en Cincinnati, Ohio.
Al otro día, el Departamento de Seguridad Nacional distribuyó un boletín de inteligencia en el que advirtió sobre «un aumento de las amenazas y los actos de violencia, incluidos los encuentros armados, contra las fuerzas del orden, el poder judicial y el personal gubernamental» tras el registro en Mar-a-Lago.
Para aumentar la sensación de alarma, otro individuo armado estrelló un vehículo contra una barricada frente al Capitolio federal la madrugada de este domingo.
Después de salir del automóvil en llamas, disparó al aire varias veces antes de suicidarse, dijo la Policía del Capitolio.
Estudios recientes arrojan que el uso de la violencia política no es exclusiva solo de la derecha, se extiende y la justifican en sectores de otras tendencias ideológicas.
Para expertos, si bien el apoyo a la violencia política se duplicó entre los republicanos cuando Trump asumió el cargo, también aumentó (más lentamente) entre los demócratas.
Estadísticas del FBI confirman que hay unas dos mil 700 investigaciones abiertas sobre terrorismo doméstico -una cifra que se duplicó desde la primavera de 2020- y eso no refiere incidentes menores, pero aún graves.
El año pasado, las amenazas contra miembros del Congreso alcanzaron la cifra récord de nueve mil 600, de acuerdo con datos de la Policía del Capitolio.
Lamentablemente para los demócratas la aprobación de la Ley de Reducción de la Inflación, largamente buscada por el actual presidente Joe Biden y su partido, se convirtió en un espectáculo secundario del evento principal centrado en Trump.
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