Williams, una de las jugadoras más dominantes del circuito en la Era Open, dirá adiós con 73 títulos en su haber, 23 individuales de Grand Slam, a uno del récord de la australiana Margaret Court; y 14 en dobles.
La norteamericana, de 40 años, ganó siete veces en el Abierto de Australia y otras tantas en Wimbledon. Asimismo, conquistó el Open de Estados Unidos en seis oportunidades y el Roland Garros en tres, se incluyó en la lista de las 100 primeras de la clasificación profesional en 1998 y aún continúa en esa categoría.
También venció en cinco finales de la Asociación Femenina de Tenis, y logró cuatro medallas de oro en Juegos Olímpicos, una Copa Federación y dos del torneo Hopman.
Además, es la única jugadora en haber completado el Golden Slam de carrera en las dos modalidades (individuales y dobles), al ganar todos los majors y la presea olímpica dorada, alcanzada en Londres 2012.
En 16 ocasiones culminó entre las 10 mejores tenistas de la campaña, más que nadie, y acabó como número uno del orbe en cinco temporadas (2002, 2009, 2013, 2014 y 2015), solo superada por la alemana Steffi Graf, con ocho, y terminó segunda en 2008 y 2016, y tercera en 2003 y 2012.
La menor de las hermanas Williams es la jugadora de más edad en mantenerse al tope de la clasificación, al hacerlo con 35 años y 224 días en 2017; y defendió su condición de primera raqueta universal por 319 semanas, pero no pudo alcanzar la marca de Graff (337), mientras ambas comparten la cantidad de semanas consecutivas (186).
Serena, junto a su hermana Venus, redefinió un deporte reservado previamente para personas caucásicas y de clase media-alta, y ahora espera dedicarse a la familia y los negocios.
Una dura despedida para el tenis femenino, incapaz de encontrar una sucesora de su nivel, salvo que la polaca Iga Swiatek continúe el periplo triunfal a lo largo de los años.
El legado de Serena ya forma parte de la historia y será difícil que otras jugadoras consigan igualar sus hazañas.
(Tomado de Orbe)