En una encuesta del Instituto Angus Reid, tres cuartas partes de los entrevistados declararon estar estresados por el dinero, en un país donde la inflación se ubicó en un 7,6 por ciento en julio, una ligera caída con respecto a meses anteriores.
Los habitantes de esta nación norteña coinciden en que las cadenas de supermercados se aprovechan de la situación para aumentar sus beneficios, de acuerdo con la indagación, citada en el canal CBC News.
Cuatro de cada cinco encuestados admitieron haber reducido algún tipo de gasto en los últimos meses.
En tanto, más del 40 por ciento retrasa una compra importante, el 32 por ciento canceló o recortó sus planes de viaje y otros optaron por contraer sus donaciones a organizaciones benéficas para ajustar presupuestos.
También el 19 por ciento dijo aplazar las aportaciones a sus cuentas de ahorro libres de impuestos y a sus planes de fondos para la jubilación.
Ante una pregunta sobre un hipotético escenario en el que tuvieran un gasto sorpresa de al menos mil dólares, la mitad de los participantes refirió no poder asumirlo, mientras 13 personas de cada 100 concluyeron que cualquier factura imprevista sería «demasiado».
La empresa de sondeos encuestó de manera virtual a dos mil 279 adultos miembros del Foro Angus Reid, entre los días 8 y 10 de este mes.
Si bien la inflación disminuyó en Canadá con respecto a los indicadores de junio, cuando alcanzó el 8,1 por ciento (su nivel más alto desde 1983), los precios de los alimentos aumentaron un 10 por ciento en comparación con las cifras de hace 12 meses.
Las verduras frescas se venden 10,2 por ciento más caras que hace un año, 11,7 por ciento el pescado y 30 por ciento los aceites comestibles, refieren medios de prensa.
Un sondeo de la empresa Mainstreet Research puntualizó que casi uno de cada cuatro canadienses declaró comer menos de lo que debería por problemas económicos.
Asimismo, otra encuesta alertó que uno de cada cinco espera recurrir a bancos de alimentos o a comedores comunitarios en los próximos seis meses.
La ministra de Finanzas, Chrystia Freeland, admitió que “muchos canadienses tienen cada vez más dificultades para pagar sus facturas a final de mes”, pero enfatizó en que ello resulta un fenómeno global.
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