Dos fenómenos que ocurren al unísono, sin que se proyecten de momento medidas que directamente sirvan para paliar estos gravísimos problemas, como reconocieron este miércoles ministros del Gobierno.
De los siniestros que arrasaron unas 300 mil hectáreas, medio centenar de ellos se consideran grande grandes incendios forestales, en su mayoría provocados por rayos caídos durante tormentas secas, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
También, con menor incidencia, los fuegos nacen como consecuencia de imprudencias humanas o de manera intencionada.
En tanto la sequía, por el intenso calor (tres olas en lo que va de año) resurgen los embalses, vegetación de tipo desértica y edificaciones o poblados que estaban sumidos bajo el agua.
Uno de los problemas que trae consigo el calentamiento global de la atmósfera se asocia a las tormentas secas. Contribuyen a avisar las llamas en muchos casos y evapora el agua antes de llegar al suelo cuando parece que llegaría el diluvio.
Para hoy, la Aemet pronostica amenazas de fuertes lluvias en casi todo el territorio español, incluso con granizos.
Sin embargo, nadie se atreve a predecir si algunas terminarán en tormentas secas como ocurrió hace un par de noches.
La víspera, el Consejo de Ministros aprobó la declaración de zonas catastróficas en 15 comunidades autónomas, afectadas por 120 incendios.
Así lo dio a conocer la ministra portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, que valoró el hecho que durante los siniestros fueron evacuadas más de 27 mil personas, en medio de un azote constante en los últimos meses.
“Lamentablemente el tiempo nos da la razón, y hoy vemos incendios (…), temperaturas que no hay registros de haberse producido en otro momento, el estado de los embalses y oda/ft