Stefan Agewall, profesor de la Universidad de Oslo, Noruega, argumentó a la Sociedad Europea de Cardiología que el tiempo caluroso se relaciona con un exceso de decesos por cardiopatía y accidente cerebrovascular en pacientes con estas afecciones especialmente en los barrios pobres.
El análisis reveló un mayor riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular en general y por cardiopatía isquémica en particular.
“Con un descenso de la temperatura de aproximadamente 10 grados centígrados, cinco y menos cinco, había un 19 por ciento más de riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular y un 22 por ciento más de probabilidad de muerte por cardiopatía isquémica”, explicó Agewall.
El riesgo de sufrir una cardiopatía isquémica de nueva aparición era un cuatro por ciento mayor cuando la temperatura descendía aproximadamente 11 grados centígrados, dos y menos nueve.
«Las relaciones entre las temperaturas frías y las muertes fueron más pronunciadas en los hombres y en las personas que vivían en barrios con un nivel socioeconómico bajo, mientras que los vínculos entre el frío y la cardiopatía isquémica de nueva aparición fueron más fuertes entre las mujeres y las personas mayores de 65 años», comentó Agewall.
Respecto al calor extremo, el experto señaló que los aumentos de temperatura de 15 grados centígrados a 24 se asociaron con un 25 y un 30 por ciento de aumento del riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular e ictus, respectivamente, en las personas con cardiopatía.
Agewall recomendó que los pacientes con enfermedades cardíacas deben mantenerse hidratados cuando hace calor.
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