El líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, y el entonces máximo dirigente del Directorio Revolucionario 13 de marzo, José Antonio Echeverría, rubricaron en ese país el documento que constituyó un arma de unidad entre las dos organizaciones.
En el encuentro, Fidel y Echeverría coordinaron planes con el objetivo de enviar a Cuba una expedición e iniciar la guerra de guerrillas en las montañas, con el apoyo de un levantamiento en armas que debía producirse en diferentes ciudades de la isla caribeña para derrocar a Batista.
La histórica Carta reafirmó “la consigna de unir a todas las fuerzas revolucionarias, morales y cívicas del país, a los estudiantes, los obreros, las organizaciones juveniles y a todos los hombres dignos de Cuba, para que secunden esta lucha, que está firmada con la decisión de morir o triunfar”.
Asimismo, acordó que ambas organizaciones se unían «con el propósito de derrocar la tiranía y llevar a cabo la Revolución cubana».
Recogió “que la Revolución llegará al poder libre de compromisos e intereses, para servir a Cuba, en un programa de justicia social, de libertad y democracia, de respeto a las leyes justas y de reconocimiento a la dignidad plena de todos los cubanos (…)»
La Carta o Pacto de México demostró la disposición de lucha y unidad revolucionaria entre dos fuerzas que aspiraban a un país sin ataduras ni dependencias exteriores.
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