En esa fecha se elegirán los 349 miembros del Riksdag (Parlamento unicameral), así como dirigentes regionales y municipales.
El primer ministro es nombrado por el Presidente del órgano legislativo que deberá ratificarlo más tarde, y para ese puesto hay tres candidatos con las mayores opciones: la actual primera ministra Magdalena Andersson, el dirigente de la oposición conservadora, Ulf Kristersson, y el líder de la extrema derecha Jimmie Åkesson.
Andersson, de 55 años, es la primera mujer al frente del gobierno en el país y llegó al cargo en noviembre para “enderezar su partido antes de las elecciones”, según analistas.
Su agrupación dominó el escenario político aquí en los últimos 10 años pues su antecesor Stefan Löfven estuvo siete años al mando.
Tras su investidura, Andersson apostó por la entrada de Suecia a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), hecho considerado como un rompimiento con la línea histórica de los socialdemócratas y con dos siglos de no alineamiento militar de este país escandinavo.
En tanto, Ulf Kristersson es un político conservador de 58 años que tendió la mano a la extrema derecha en una alianza muy criticada, y que quiere terminar con ocho años de poder socialdemócrata.
Como parte de su segundo intento por acceder a la jefatura del gobierno, el licenciado en Economía se muestra defensor de recortes y controles a las prestaciones sociales, pero según los analistas, un nuevo fracaso le puede costar el liderazgo del partido. El otro candidato es Jimmie Åkesson, de 43 años, y al frente del partido Demócratas de Suecia (SD) por más de tres lustros.
Tiene seguidores entre los conservadores y socialdemócratas y su imagen política se vio afectada por adicciones lúdicas que lo alejaron un tiempo de la política.
En ese escenario se esperan comicios muy reñidos en un contexto de gran preocupación entre los votantes por el aumento de los costos de los energéticos y los delitos violentos en el país.
La primera ministra Andersson disfruta aún de altos índices de aprobación, según las encuestas, pero su apoyo disminuyó en los últimos años, lo que dio más visibilidad a otras fuerzas políticas.
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