A su llegada a Belfast, procedente de Escocia, el rey saludó a la multitud que lo esperaba a las puertas del castillo de Hillsborough, la residencia de la familia real en una región donde todavía siguen latentes las heridas del sangriento conflicto que hasta 1998 enfrentó a los unionistas leales a la corona y a los nacionalistas republicanos.
Como parte del protocolo, Carlos III se reunió primero con el secretario de Estado del Gobierno británico para Irlanda del Norte, Chris Heaton-Harris, y luego recibió las condolencias del presidente del parlamento local, Alex Maskey.
El soberano también conversará este martes con Michelle O´Neill, vicepresidenta del partido Sinn Fein, antiguo brazo político del ahora extinto Ejército Republicano Irlandés que durante años luchó contra la ocupación británica y por la reunificación de Irlanda, y con otros líderes políticos.
Al agradecer a los diputados locales por su mensaje de condolencias, Carlos III aseguró, que al igual que su madre, quien falleció el jueves pasado tras 70 años de reinado, él también velará por el bienestar de todos los habitantes de Irlanda del Norte.
El flamante monarca tiene previsto regresar este martes a Londres, donde en horas de la tarde llegará el féretro de Isabel II, luego de permanecer dos días en capilla ardiente en Edimburgo para que los escoceses le dieran un último adiós.
En esta capital, el público tendrá oportunidad de rendir tributo a la monarca en el Palacio de Westminster, la sede del Parlamento británico donde se expondrá el ataúd hasta las primeras horas del lunes, día en que se celebrará el funeral de Estado.
Según la agencia local AP, que citó fuentes del gobierno, unas 500 personalidades extranjeras, entre presidentes, primeros ministros y otros altos funcionarios, asistirán a la ceremonia que tendrá lugar en la Abadía de Westminster.
mgt/nm