El sumo pontífice fue despedido en el Aeropuerto Internacional de Nur-Sultán por el presidente de ese país de Asia Central, Kassym-Jomart K. Tokayev, al cual agradeció por su hospitalidad durante su visita de tres días, informó un portavoz de la Santa Sede.
El papa partió de regreso a Italia poco después de la clausura del congreso, que concluyó con la lectura de una Declaración Final en la que los participantes reafirmaron el valor de la fraternidad humana para la paz mundial y la convivencia común.
En un tuit al pueblo kazajo, desde su cuenta @Pontifex, Francisco expresó que “Os agradezco la acogida que me habéis dado y la oportunidad de pasar estos días de diálogo fraterno con los líderes de muchas religiones”.
Ese viaje apostólico, el 38 de su pontificado, fue calificado por el obispo de Roma como una «peregrinación de paz», y en tal sentido durante el Congreso de los Jefes de las Religiones Mundiales enfatizó que la violencia nunca debe ser justificada, señaló la fuente.
En la Declaración Final del evento se expresa la “condena de todo extremismo, radicalismo, terrorismo y cualquier otro incentivo al odio, la hostilidad, la violencia y la guerra”.
En ese documento se reconoce «la importancia de abordar los desafíos actuales en el mundo pospandemia, comenzando por el cambio climático” y se destaca que ese encuentro jugó “un papel importante en el fortalecimiento del diálogo en nombre de la paz y la cooperación».
En su último discurso en Kazajstán, Francisco exhortó a los líderes mundiales a que se comprometan “en favor de la paz y no de las armas” y se refirió a “locura insensata de la guerra”.
Manifestó además que “la paz es urgente” porque “cualquier conflicto militar o foco de tensión y de enfrentamiento hoy no puede más que tener un nefasto efecto dominó y compromete seriamente el sistema de relaciones internacionales”.
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