Al mediodía de este jueves, dolientes como David Butcher y su esposa llevaban casi tres horas de cola, y todavía les faltaba un buen trecho para acceder al Palacio de Westminster, en cuya sala principal reposa en capilla ardiente desde ayer el féretro de la monarca.
Salimos a las tres de la madrugada de nuestra casa en la costa sur de Inglaterra, aseguró Butcher a Prensa Latina, mientras caminaba a la altura del puente de Londres.
Ambos coincidieron en asegurar, no obstante, que el sacrificio valía la pena.
Es lo menos que podemos hacer por nuestra reina, mostrarle nuestro respeto y agradecerle por sus servicios, dijeron casi al unísono.
Un poco más atrás en la fila, Julia también restó importancia a la espera, al considerar que se trata de un gesto muy pequeño, cuando se trata, dijo, de honrar a la monarca que ostentó el reinado más largo en la historia de la monarquía británica.
Se prevé que más de 750 mil personas desfilen ante el ataúd de Isabel II hasta las 06:30 hora local del lunes, cuando será trasladado hasta la contigua abadía de Westminster para los funerales de Estado.
Para evitar que alguien se salte la fila, cada persona recibe una manilla que debe mostrar a los edecanes voluntarios apostados a lo largo del recorrido, donde también se instalaron baños portátiles y servicios de primeros auxilios, y algunos negocios ofrecen café y agua gratis.
Los funerales de la monarca, quien falleció el 8 de septiembre pasado a los 96 años en su palacio escocés de Balmoral, puso además en marcha en Londres la mayor operación de seguridad en la historia del Reino Unido.
Según la cadena pública BBC, miles de policías y agentes del servicio secreto y de la unidad antiterrorista trabajan para garantizar la seguridad de la población y de los cientos de jefes de Estado o Gobierno y dignatarios extranjeros que acudirán a rendir tributo a la soberana en los próximos días.
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