En su alocución en el debate general del 77 período de sesiones de Naciones Unidas, el máximo representante de la diplomacia cubana resaltó la paradoja entre el extraordinario potencial científico técnico y de generación de riqueza y bienestar alcanzado por la humanidad, y la creciente desigualdad e inequidad existente.
Denunció, asimismo, que la humanidad permanece amenazada por la existencia de casi 130 mil armas nucleares, mientras el gasto militar mundial crece de manera vertiginosa y supera por primera vez los dos millones de millones de dólares.
En ese sentido, abogó por la universalidad del tratado sobre la prohibición de esos artefactos de destrucción masiva, y recomendó destinar esos recursos a promover la salud y el desarrollo global.
Rodríguez afirmó, igualmente, que el mundo no puede continuar desoyendo las alarmas que alertan sobre la inminente catástrofe climática.
Tenemos una sola tierra, único hogar de ricos y pobres, hay que actuar sin más demora. La filosofía de la guerra y el despojo y los irracionales patrones de producción y consumo del capitalismo, como decía el presidente Fidel Castro, conducirán el planeta a la hecatombe, apuntó.
Alertó que las relaciones internacionales transitan por un camino muy peligroso ante la ofensiva estadounidense que recurre a la amenaza y la presión económica y político diplomática para someter a otros a sus caprichos.
Unido a esto, la expansión de la OTAN y el desarrollo de una doctrina agresiva y de la guerra no convencional de quinta generación, conducen inevitablemente a un clima de tensión y conflicto cuya consecuencias son impredecibles, subrayó.
Frente a esta realidad, afirmó que Cuba continuará alzando su voz para rechazar la dominación y el hegemonismo, las medidas coercitivas unilaterales, los bloqueos genocidas y la pretensión de imponer una cultura y un modelo únicos al mundo.
No renunciaremos jamás a la defensa de la independencia, soberanía y libre determinación de los pueblos, sin injerencias ni intervención extranjeras, hasta alcanzar los sueños de paz y desarrollo con justicia social para Cuba y el mundo, concluyó.
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