A los cinco minutos del choque y cuando el marcador favorecía 1-0 a los también conocidos como “cruzados”, un grupo de seguidores lanzó bombas de ruido contra el portero del equipo rival, la Universidad de Chile, que le provocaron un severo trauma auditivo.
El encuentro fue suspendido por el árbitro, pero la Federación de Fútbol decidió postergarlo para una fecha y sede aún por definir, cuando la exigencia era aplicar una sanción severa y expulsar a la UC del torneo.
De acuerdo con el legislador Daniel Manouchehri, miembro de la Comisión de Deportes de la Cámara de Diputados, con esa medida se da una señal de impunidad a la criminalidad en los estadios.
“Están matando nuestro fútbol”, agregó, e informó que solicitó una reunión en el Congreso para tratar específicamente el tema de la violencia en los recintos deportivos.
A la cita estarán invitados la directora de la iniciativa Estadio Seguro, Pamela Venegas, así como los presidentes de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional, Pablo Milas, y de las sociedades deportivas de Universidad Católica y de Chile, Juan Tagle y Michael Clark, respectivamente.
Es tiempo, precisó Manouchehri, de recuperar el fútbol para el disfrute de las familias.
También generó malestar el hecho de que hasta ahora ningún directivo de los cruzados se haya interesado por la salud del arquero agredido, Martín Parra, quien ya salió del hospital, pero debe esperar unos días antes de volver a las canchas.
Otro grave incidente ocurrió la víspera en el Estadio Monumental de Santiago durante un entrenamiento del equipo Colo Colo, cuando un grupo de personas se subió al techo de una de las tribunas, que cedió por el peso y causó heridas a ocho personas.
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