Sobre lo que los huesos de ese ejemplar pueden enseñar sobre el peligroso pasado de la Tierra versa el artículo del sitio de la Universidad Estatal Sam Houston a partir de una investigación de paleontólogos de esa institución estadounidense y de la sudafricana, Universidad de Witwatersrand.
Las mandíbulas, los dedos y los huesos del oído de forma extraña de un reptil extinto pueden decirnos bastante sobre la resistencia de la vida en la Tierra, precisa la indagación.
Añade que tales revelaciones son evidencias también de que a los reptiles, las plantas y los ecosistemas pudo haberle ido mejor o se recuperaron más rápido de cuanto se pensaba, tras un evento de extinción masiva que arrasó con la mayoría de las especies de plantas y animales del planeta.
Acorde con Kelsey Jenkins, estudiante de doctorado en el Departamento de Ciencias Planetarias y de la Tierra de Yale en la Facultad de Artes y Ciencias y primer autor del estudio, precisó que además “sabemos que Palacrodon vivió a raíz de la extinción masiva más devastadora en la historia de la Tierra».
Conocemos ahora, acotó, que el Palacrodon fue uno de los descendientes “de los últimos linajes en ramificarse del árbol de la vida de los reptiles antes de la evolución de los reptiles modernos».
Argumentó que ese evento de extinción del Pérmico-Triásico, conocido como «la Gran Mortandad», ocurrido hace 252 millones de años, acabó con el 70 por ciento de las especies terrestres y el 95 por ciento de las especies marinas.
Aunque, aclaró, una gran cantidad de especies de reptiles finalmente se recuperaron de este evento de extinción, los detalles de cómo sucedió aún son confusos.
Hasta hace poco, lo conocido sobre Palacrodon provenía de exámenes de fragmentos craneales de fósiles encontrados en Sudáfrica y Arizona, argumenta el estudio, para Jenkins y sus colegas, aportaron un nuevo enfoque analítico usaron tomografía computarizada y microscopía en un fósil de la Antártida.
Fue así que los investigadores pudieron obtener las características de los dientes del reptil, y de posibilidades físicas, capaces de triturar material vegetal y de ser capaz incluso de trepar o aferrarse ocasionalmente a la vegetación.
«Los dientes inusuales de Palacrodon y algunas otras características especializadas de su anatomía indican que probablemente era herbívoro o interactuaba con la vida vegetal de alguna manera», expresó Jenkins.
Aspecto que, comentó “señala el repunte temprano de las plantas y, en términos más generales, de los ecosistemas después de esta extinción masiva».
Para el experto los resultados de la indagación revelan la necesidad de un examen más profundo de los fósiles del período de tiempo justo después del evento de extinción Pérmico-Triásico.
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