De acuerdo con la pesquisa de la Dirección de Investigaciones, Estudios y Evaluaciones de Estadísticas (Drees), en 2016 y 2017, el 10 por ciento de la población más modesta desarrolló con mayor frecuencia una enfermedad crónica que el 10 por ciento más rica, afectando su esperanza de vida.
En concreto, la investigación reveló dificultades de salud traducidas en 2,8 veces mayor presencia de diabetes, 2,2 de dificultades de hígado o páncreas, dos de enfermedades psiquiátricas, 1,6 de respiratorias, 1,5 de neurológicas y degenerativas y 1,4 de cardiovasculares.
Al abordar el tema por profesiones, la Drees encontró que los cuadros y los intelectuales lidiaron con menos problemas crónicos de salud que los obreros y los empleados.
Asimismo, señaló a partir del estudio que los más pobres son más propensos a vivir con una enfermedad crónica, lo cual aumenta la mortalidad en ese segmento poblacional.
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