Como resultado del incidente resultó afectada la infraestructura de los ductos y se afectaron los intereses de Rusia y a la seguridad energética de Europa, precisó Lavrov en una entrevista concedida este sábado al periódico ruso “Argumenti y Fakti”.
El alto diplomático enfatizó la importancia de realizar una investigación objetiva y exhaustiva con la participación de Moscú para establecer las verdaderas causas de lo sucedido.
Según Lavrov, es obvio que Estados Unidos y sus proveedores de gas natural licuado se benefician del sabotaje, ya que están interesados en expulsar por la fuerza a los competidores del mercado europeo del gas.
El pasado 26 de septiembre, la empresa Nord Stream 2 AG, operadora del gasoducto homónimo ruso, anunció una fuga de combustible por causas desconocidas en una de las dos tuberías de la infraestructura cerca de la isla danesa de Bornholm.
Más tarde trascendió que las dos líneas del gasoducto paralelo Nord Stream 1 también habían sido dañadas.
Alemania, Dinamarca y Suecia no descartaron un acto de sabotaje.
El Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia catalogó las explosiones de ataques terroristas y el 30 de septiembre desveló que tenía pruebas que apuntaban a la implicación de determinados países occidentales.
La Fiscalía General rusa abrió una investigación por terrorismo internacional tras los daños a las dos tuberías.
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