Según informó la institución en un comunicado, la decisión de extender la compra de la deuda pública iniciada el 28 de septiembre pasado a los bonos indexados a largo pasado obedece a que existe un riesgo material para la estabilidad financiera del Reino Unido.
Esta operación servirá de respaldo adicional para restaurar las condiciones ordenadas del mercado, absorbiendo temporalmente las ventas de bonos indexados que superen la capacidad de intermediación del mercado, señala el texto.
Agregó que a partir de este martes, y hasta el viernes, comprará cinco mil millones de libras esterlinas (unos cinco mil 536 millones de dólares) diarios de este tipo de bonos vinculados a la inflación, aparte de dedicar una cantidad similar para adquirir los convencionales a largo plazo.
Se trata de la tercera intervención del Banco de Inglaterra desde que el Gobierno conservador de la primera ministra Liz Truss anunció el 23 de septiembre pasado un plan económico que incluye una histórica rebaja de impuestos valorada en 45 mil millones de libras (50 mil millones de dólares), sin explicar de dónde sacaría los fondos para financiarla.
La desconfianza de los inversionistas en la estrategia diseñada por el Ejecutivo para estimular el crecimiento económico del país y frenar la inflación desestabilizó el mercado, e hizo caer temporalmente la divisa británica hasta casi equipararse con el dólar estadounidense por primera vez en los últimos 37 años.
En un intento de conjurar las turbulencias financieras que tienen a Truss en la mira de sus propios correligionarios en el Parlamento, a pesar de llevar apenas un mes en el cargo, el ministro de Hacienda, Kwasi Kwarteng, anunció la víspera que adelantará para el 31 de octubre la publicación de todos los detalles del llamado mini presupuesto.
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