Sin tener en cuenta los gastos en automóviles, la gasolina, los materiales de construcción y los servicios de alimentación, las ventas al por menor aumentaron un 0,4 por ciento el mes pasado.
Mientras, los datos de agosto fueron revisados al alza para mostrar que las llamadas ventas minoristas subyacentes subieron un 0,2 por ciento, en lugar de mantenerse sin cambios como se había informado.
El informe sorprendió a los expertos que esperaban una disminución, ya que una inflación persistentemente alta y el rápido aumento de las tasas de interés frenaron la demanda de bienes.
Desde su perspectiva, las ventas se están ralentizando a medida que el gasto se desplaza de nuevo a los servicios. Por tanto, las entregas al por menor, que son en su mayoría de bienes, no se ajustan a la inflación.
Por otra parte, el aumento del costo de los alquileres y de la atención de salud reduce los presupuestos de muchos estadounidenses, lo que lleva a recortar el gasto en bienes.
A todo esto se suma el aumento del costo de los préstamos debido al incremento de las tasas de interés.
A lo largo del año, la Reserva Federal subió los tipos desde casi cero hasta un rango actual entre el 3,0 por ciento y el 3,25 por ciento en su lucha contra los altos precios.
No se descarta una nueva subida de 75 puntos básicos en la próxima reunión, pues la inflación está muy lejos del objetivo del dos por ciento.
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