El miedo y la incertidumbre son el combustible de los extremistas, y ante el advenimiento del próximo invierno, la gente experimenta tensiones como no han vivido en mucho tiempo, explicó el político alemán.
De acuerdo con Soder, la mezcla de crisis energética, reinante en la región, y la del coronavirus SARS-CoV-2, causante de la pandemia de Covid-19, pueden conducir a demandas excesivas y a una desestabilización de la democracia en la nación germana.
El político explicó que entre los relevantes signos del creciente extremismo en el país está el aumento de votos al partido de ideología ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) en algunas regiones.
La AfD creció en las pasadas elecciones en Baja Sajonia y está gana masivamente en las encuestas, por lo que es importante contrarrestar la crisis energética de manera rápida y efectiva, especificó.
Asimismo, Soder expresó su preocupación por la inflación en Alemania y expresó que el Gobierno debe tomar medidas para contrarrestar los efectos nocivos a la economía de la nación.
Los precios del gas y la electricidad se dispararon en los países europeos debido a las sanciones impuestas a Rusia por su operación militar, las cuales, en particular, restringen la exportación de ese producto energético.
En la madrugada del 24 de febrero, Rusia lanzó una operación militar especial en Ucrania para defender las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, previamente reconocidas por Moscú como Estados soberanos, frente al genocidio por parte de Kiev.
Uno de los objetivos fundamentales de esa operación, según el presidente ruso, Vladimir Putin, es la desmilitarización y la desnazificación de Ucrania.
La presión de las restricciones de Occidente aumentó después de que el gigante euroasiático oficializara el 30 septiembre la incorporación de las repúblicas del Donbass, Jersón y Zaporizhzhia, tras los referendos en estos territorios.
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