Al entrar en su tercera semana el juicio contra el fundador del grupo, Stewart Rhodes, y varios de sus integrantes, los fiscales se detuvieron en los alijos de armas y los preparativos del viaje por carretera los días previos al 6 de enero del pasado año.
Para entonces miembros de todo el país se dirigían a Washington, D.C., con un enorme arsenal de armas de fuego.
Según los informes, Rhodes estaba ayudando a acumular las armas de los Oath Keepers, que más tarde se esconderían en un Comfort Inn de Arlington, Virginia, estratégicamente situado para asegurar que pudieran ser transportadas al centro de la ciudad en cualquier momento.
Los fiscales mostraron mensajes en los que Rhodes negociaba la compra de esos artefactos y otros equipos antes del 6 de enero y utilizaba cuentas bancarias por valor de más de 100 mil dólares.
De acuerdo con los argumentos se acopiaron las armas y se planeó metódicamente llevarlas al D.C. antes de la sesión del Congreso de aquel 6 de enero, en la cual se certificaron los resultados de las elecciones de noviembre de 2020.
Decenas de Oath Keepers llegaron a Washington ese día, y más de 20, incluido Rhodes, fueron vistos en los terrenos del Capitolio federal mientras una turba pro-Donald Trump irrumpía en el edificio, apuntan los reportes.
Los fiscales mostraron al jurado una serie de mensajes de texto enviados entre los cabecillas de la organización mientras viajaban a Washington D.C. en los que coordinaron cuidadosamente sus ubicaciones y propósitos.
El pasado 4 de octubre comenzó el juicio contra los integrantes de Oath Keepers, bajo cargos de conspiración sediciosa, lo cual niegan.
Jeffrey Nestler, fiscal federal adjunto, dijo que Stewart Rhodes y otros cuatro asociados planearon una “rebelión armada” el 6 de enero de 2021, en el asalto al Capitolio, con el fin de mantener al entonces presidente Donald Trump en el cargo.
El objetivo de Rhodes y su banda –subrayó- “era detener, por cualquier medio necesario, el traspaso legal del poder presidencial, incluso tomando las armas contra el Gobierno de Estados Unidos».
La conspiración sediciosa, un cargo que proviene desde la Guerra Civil, prevé una condena de hasta 20 años de cárcel, y la última vez que el DOJ logró una condena de este tipo fue en un juicio hace 30 años.
El ataque que ejecutaran centenares de seguidores de Trump al Capitolio federal, que dejó cinco muertos y más de 140 policías heridos, es para no pocos analistas una de las páginas más vergonzosas de la historia nacional.
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