En un discurso plagado, según analistas, de consignas edulcoradas sin planes concretos, Meloni expresó que el suyo será “un gobierno político que no renunciará a reformar Italia frente a una oposición perjudicial”, indica el diario Il Fatto Quotidiano.
Señaló además que “soy muy consciente de que a algunos observadores y a la oposición no les gustarán muchas de nuestras propuestas, pero yo no acompaño esa deriva por la que anda la democracia, y antepondremos el interés nacional al de parte y partido”.
Manifestó que “estamos en medio de una tormenta, con un barco que ha sufrido varios daños, y los italianos nos han encomendado la tarea de llevar el barco a puerto en esta travesía tan difícil”.
Reconoció que los aumentos en los costos de la energía y los combustibles son insostenibles para muchas empresas, que podrían verse obligadas a cerrar y despedir a sus trabajadores, y para millones de familias que ya no pueden hacer frente a las crecientes facturas.
Se refirió al conflicto en Ucrania, y manifestó que el apoyo a ese país y el compromiso con la línea de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en contra de Rusia, es “la mejor manera de proteger los intereses nacionales” de Italia.
Reafirmó que su país es “plenamente parte de Occidente y su sistema de alianzas”, como fundador de la Unión Europea (UE), parte del G7 y “cuna junto con Grecia de la civilización occidental y su sistema de valores, libertad, igualdad y democracia”.
Sobre la UE señaló, sin embargo, que “necesitamos una integración más efectiva para enfrentar los grandes desafíos”, y añadió que aunque respetará las normas vigentes. “dará su aporte para cambiar algunas de ellas, comenzando por el pacto de estabilidad”.
Argumentó que, pese a las preocupaciones existentes en la comunidad regional, el objetivo de su gobierno “no es frenar o sabotear la integración europea sino ayudar a encaminarla hacia una mayor efectividad en la respuesta a las crisis».
En relación con el propósito de reformar el sistema político reconoció que “creemos firmemente que Italia necesita una reforma constitucional en el sentido presidencial, que garantice la estabilidad y devuelva la centralidad a la soberanía popular”.
La intervención de la nueva presidenta del Consejo de Ministros, de 90 minutos, fue “retórica vacía condimentada por numerosos lemas demagógicos”, opinó Giuseppe Conte, líder del Movimiento 5 Estrellas (M5S).
Por su parte Debora Serracchiani vocera del Partido Democrático (PD), principal fuerza de la oposición, consideró que Meloni no expuso cómo ni con qué recursos impulsará las ideas esbozadas en esta presentación, que calificó como “un manifiesto más ideológico que programático”.
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