En su cuenta de Twitter el canciller señaló que este año ocurrieron 559 tiroteos masivos en la nación norteña, mientras las muertes por violencia armada ascienden a 16 mil 653, según registra The Gun Violence Archive.
Rodríguez apuntó además que de las personas fallecidas 266 son niños y mil 107 adolescentes, datos que catalogó como «alarmantes», los cuales son un reflejo de que «en Estados Unidos se privilegia el derecho a portar armas por encima derecho a la vida», acotó.
La violencia cobró sus más recientes víctimas en territorio estadounidense el pasado 24 de octubre, cuando dos personas murieron y varias resultaron heridas luego de que un hombre armado abriera fuego en una escuela secundaria en la ciudad de San Luis, Misuri.
De acuerdo con el reporte policial, el atacante fue ultimado por los agentes que controlaban la situación en la Escuela Secundaria Central de Artes Visuales y Escénicas.
Los delitos violentos son considerados un problema social por más de las tres cuartas partes de los votantes norteamericanos, según una encuesta de Politico/Morning Consult.
Mientras que un sondeo del Servicio de Radiodifusión Pública de ese país mostró que una cuarta parte de los adultos admiten vivir con miedo de ser atacados en sus propios vecindarios.
A pesar de ello, los pasos de la nación para resolver esta situación son muy tímidos, debido a la fortaleza y poderío del lobby proarmas.
El pasado mes de junio el presidente norteamericano, Joseph Biden, firmó una ley bipartidista para la supuesta regulación de las armas, que pone énfasis en la comprobación de los antecedentes penales y psicológicos de los compradores e introduce un mayor control de la venta.
Sin embargo, la normativa no establece prohibiciones para los rifles de asalto, los más empleados en los tiroteos más mortíferos.
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