Así lo declaró el 62 por ciento de los norteamericanos en la encuesta de la empresa Navigator Research, incluido el 77 por ciento de los demócratas, casi la mitad de los republicanos y el 45 por ciento de los independientes.
De acuerdo con el sondeo, dos tercios de las personas afrodescendientes y más de siete de cada diez hispanos indicaron que una posible eliminación de ese derecho les haría estar más determinados a apoyar candidatos.
La indagación también encontró una aprobación generalizada para permitir el aborto al menos en ciertas circunstancias y el rechazo a la decisión del Tribunal Supremo de junio pasado de anular el caso Roe contra Wade, que en 1973 declaró un derecho federal al aborto, precisó el diario The Hill.
Seis de cada 10 encuestados afirmaron ser “pro-choice” (a favor de la elección sobre si dar a luz), que a nivel de partidos comprendió al 82 por ciento de los demócratas, el 56 por ciento de los independientes y el 36 por ciento de los republicanos.
Mientras, un tercio ratificó su identificación como “pro-vida”, con predominio entre los conservadores, con un 57 por ciento de aprobación.
Tres cuartas partes de los encuestados subrayaron que el aborto debería ser legal, lo cual incluye una ligera mayoría de republicanos.
En tanto, el 40 por ciento de los encuestados están personalmente en contra de ese procedimiento para ellos y sus familias, pero no creen que el Gobierno deba impedir que las mujeres tomen la decisión.
Los resultados llegan cuando el partido azul enfatiza en el derecho al aborto en su campaña para las elecciones de medio término del próximo 8 de noviembre, en las cuales las filas del presidente (en este caso el demócrata Joe Biden) tienden a perder escaños en ambas cámaras del Congreso.
Después de la anulación de la sentencia Roe contra Wade, los liberales comenzaron a cerrar la brecha con la bancada conservadora, pero encuestas recientes muestran que las cuestiones económicas y la inflación continúan como el tema principal en la mente de los votantes.
En septiembre pasado el senador Lindsey Graham (republicano de Carolina del Sur) presentó un proyecto de ley para prohibir el aborto en todo el país después de las 15 semanas.
Tras la revocación del fallo en junio, entraron en vigor leyes para impedir la interrupción en 13 estados, mientras que otros blindaron el derecho, incluso en demarcaciones de tradición conservadora como Kansas.
Según la organización WeCount, el número de abortos legales practicados en Estados Unidos descendió un seis por ciento en los dos meses posteriores a la anulación del Roe contra Wade.
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